Carol Barriopedro
(Persona que cuida)
Carol Barriopedro
El 11 de abril del 2016, mi marido, se mareó y empezó a balbucear palabras sin sentido. Ricardo, que así se llamaba, tenía Glioblastoma del nivel 4. EL 15 de Mayo me lo llevé a casa para que pudiera morir rodeado de todo el amor posible. Aguantó 173 horribles días. La impotencia, la rabia, el amor desagarrado, las preguntas estúpidas filosóficas y el terrible desasosiego que me inundó todo el cuerpo cansado no fueron suficientes para que desistiera de mi decisión: Traer a Ricardo a su hogar para pasar sus últimos meses con las personas que le queríamos.
Nada más llegar a casa se puso en marcha toda la maquinaria sanitaria de la Comunidad de Madrid. Desde el primer momento, el servicio de asistencia domiciliaria lideradas por la doctora Cruz, entre las que estaba ANA TORDABLE, y el equipo del médico de familia, Mercedes, estuvieron junto a nosotros, junto a mí en este tortuoso camino.
Fue en ese momento en el que conocí a Ana Tordable, enfermera de CUIDADOS PALIATIVOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID, que me ofreció el regalo más maravilloso dentro de toda esta situación, ser consciente de que tendría el privilegio de poder decidir dónde moriría mi marido. Aceptar la muerte es siempre duro, pero elegir cómo y dónde morir es una dádiva difícil de cuantificar y fue ella, ANA, especialmente quien me ayudó a sobrellevar todo.
Fueron días terribles, sólo soportable, por las sonrisas , los cuidados, las palabras tranquilizadoras, las miradas de cariño de es@s médicos y enfermer@s, PROFESIONALES de la sanidad.
A ANA TORDABLE nunca la podré olvidar, aún sabiendo que poco se podía hacer por él, me consolaba con su pericia laboral, aderezada con kilos de comprensión y empatía.
Tiritas de calma, betadine de cariño, inyecciones de fuerza y muchos esparadrapos para cubrir mi tristeza. Todo un bálsamo de palabras de ánimo.
Recetas de medicinas, cuidados curativos del cuerpo y paliativos del alma. Me regalaba constantemente fuerza y ánimo e incluso llegó a compartir hasta alguna lágrima conmigo, me entregaba cada semana cariñosas palabras de apoyo y sobre todo esos consejos médicos, explicaciones, cursos rápidos de cómo hacer camas, cómo poner inyecciones, como cuidar a mi marido que se me iba y yo deseaba agarrarle con fuerza para que no me dejara sola aquí.
Llegó momentos en los que creí sentirme sola y físicamente lo estuve. El miedo a la enfermedad, el desconocimiento y la poca comprensión de que ella y la muerte son parte de la vida hacen que la labor de estos equipos sanitarios, su enorme corazón preventivo y sus manos sanadoras grandiosas, nos genere valentía para enfrentarnos y tranquilidad para acometerlo.
Nunca he sufrido tanto como en estos meses, soy una persona tremendamente optimista, intento siempre regalar sonrisas, sin embargo, amar tanto a alguien y ver que lo pierdes, te hace no ser tan fuerte como desearías, pero con personas como ANA, todo se convierte en algo fácil y llevadero.
Fue muy duro y sin embargo tan fácil con sus indicaciones. Él, quizás, no era consciente de todas ellas, porque la enfermedad le iba arrastrando al más absoluto abandono. Sin embargo, yo me sentí arropada de una fuerza titánica y de un espíritu espídico gracias al equipo del SAD Y al equipo del médico de familia que nos acompañaron durante todo ese tiempo.
TOD@S fueron maravillosos, muy profesionales. Pero con ANA conecté desde el primer día, quizás fue su abrumadora seriedad. Yo soy muy risueña y el equilibrio energético de ambas nos conectó. Nunca podré explicar ni con palabras, ni con hechos lo que hizo por nosotros. Sé que era su trabajo, como siempre me decían todos ell@s, pero EL CARIÑO, LAS SONRISAS, LAS PALABRAS TRANQUILIZADORAS Y LOS ABRAZOS ENERGÉTICOS no se pueden retribuir, nacen desde dentro.
Ana estuvo en mi angosta travesía del dolor, me consoló y me arropó para poder enfrentarme a ello. Nunca te olvidaré Ana Tordable.
Lo único que me queda por decirte es que tu dulce e hierático semblante, escudo ante el sufrimiento ajeno, lo supe después, me dio tanto cobijo que sentí que podía con ello sólo con mirarte.
AGRADECIDA ETERNAMENTE. Deseo presentar la candidatura de ANA TORDABLE a este premio y así no sólo reconocer su labor, sino que se conozca este SERVICIO A DOMICILIO DE LA COMUNIDAD DE MADRID.
Premios Relatos Supercuidadores 2018.
Este testimonio ha sido cedido por http://cuidadores.unir.net, con autorización del autor; en colaboración para dar visibilidad a las personas que viven ante la adversidad en la salud.
Historias de Tumor Cerebral en Asturias
Historias de Tumor Cerebral en Madrid
Historias de Tumor Cerebral en Barcelona
Historias de Tumor Cerebral en Sevilla
Historias de Tumor Cerebral en Granada
Cargando...