María Teresa Patiño
María Teresa Patiño
A los 30 años y tengo 47, enfermedad, brotes psicóticos, ganas de morir, sin ilusión por la vida y luego te dicen que eres bipolar, la segunda enfermedad mental mas peligrosa. Intentos de suicidio, uno de ellos casi lo conseguí. Finalmente me senté mirando a la pared y pensé, tanto dolor, ansiedad, angustia, tristeza; los medicamentos tienen efectos secundarios muy malos para el paciente, pero es lo que tenemos. Por el momento estas enfermedades no tienen un medicamento realmente bueno. En ese momento pensé en mi vida y en intentar salir del pozo y lo conseguí aunque de una forma peculiar, enfrentándome sola a mis miedos y agorafobia.
Lo superé marchándome, me separé y al encontrarme desprotegida no me quedó mas remedio que sacar todas mis fuerzas para vivir, buscar trabajo y con la enfermedad en curso reirme de ella y ser una roca; lo consegui con fuerza de voluntad, enfrentándome a lo que esa enfermedad no me dejaba. Yo cambié mi vida y luché con todas mis armas; tengo 47 años, medicada y estable hace muchos años.
No hay nada como conocerse a uno mismo; nuestro cerebro tiene su sistema de defensa propio. Os digo que no tengáis miedos ni complejos.
Somos normales y todo depende de nosotros y de la forma que escojamos de vida, la cual, ha de ser saludable.
En mi caso mi suerte fue la persona que se me cruzo en el camino, mi esposo, mi segunda pareja, que supo darme protección, cariño, palabras, comprensión y estabilidad; no noto ya mi enfermedad, aunque sé que sigue estando latente, pero he conseguido que por años quede dormida y se que seguirà así. Es importante la ayuda médica, pero más nuestra voluntad y el conocimiento de uno mismo.
Si yo pude, tú puedes. No tengo complejos por ello. Ahora soy libre de las ataduras de mi bipolaridad y soy màs fuerte cada día.
Lucha, aprende de tí mismo, dedica tiempo a tí y a conocerte, alerta a las señales; cuanto màs sepas de tí y de tu dolencia, màs fuerte serás ante ella. Hay momentos bajos y yo los afronto, pintando al óleo, paseando a mis mascotas, charlas con mi esposo e incluso he descubierto algo muy terapéutico, montar a caballo.
Busco en el fondo de mi alma la mas pequeña ilusión y voy a por ella, ahora soy feliz sin síntomas, y fuerte como una roca; podemos, claro que podemos.
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