Sara Ceballos, Síndrome Dandy-Walker., Cantabria, España.

Síndrome Dandy-Walker.

"19 Letras"

Sara Ceballos

(Persona que cuida)

Sara Ceballos

Imagen de perfil de Sara Ceballos, Síndrome Dandy-Walker., Cantabria, España

Sara no podía imaginar cómo diecinueve letras iban a cambiar su vida tan radicalmente, cuando fue al hospital a recoger los resultados. Siempre tuvo la esperanza que su hija tuviera un retraso madurativo, con trabajo, esfuerzo y tiempo sería una niña como las demás pero el papel que le entregaron contenía un diagnostico: Síndrome Dandy-Walker.

Esas diecinueve letras resonaban en su cabeza mientras volvía a su casa. Quería sentarse en el ordenador y navegar por internet en busca de respuestas, de frases que sosegaran su alma, calmaran su sed de conocimientos y sobre todo le iluminaran el futuro. Pero se sumergió en mares de palabras y en océanos de frases que la llevaban a la deriva,  ninguna era una tabla de salvación a la que aferrarse, ninguna le servía como faro para guiarla en la obscuridad que se encontró.

Cuando notó que su cabeza estaba a punto de estallar por el bombardeo de información miró el reloj y se dio cuenta que había estado tres horas sentada delante de su portátil aunque a ella se le hacía que solo habían pasado unos minutos.

Necesitaba salir, despejarse, respirar y pensar cómo iba a enfrentarse a esas diecinueve letras; tenía que procesar la información y ponerse a trabajar con su hija, necesitaba un plan de acción, establecer metas y objetivos... y debía pensar de forma clara, racional, con los pies en la tierra.

Una buena opción para relajarse era caminar;  se puso sus mallas preferidas, cogió sus cascos, y salió de su casa; no sabía muy bien cuál era su destino pero sus piernas habían decidido por su cabeza el itinerario y terminó en la playa de Los Peligros, frente a su bahía.

El mar estaba tranquilo, calmado, cómo siempre en esta parte; en Santander el Cantábrico era muy diferente; en la zona de El Sardinero orientada a mar abierto se mostraba fiero, agresivo, con una fuerza inusitada que devoraba la arena y engullía la playa mientras que en la zona de la bahía se mostrada tranquilo y sosegado; no parecían el mismo.

Y Sara según lo que necesitase acaba viéndole en una u otra zona porque siempre le transmitía paz y calma o por el contrario fuerza y empuje.

Se sentó en la arena mojada, y se agarró las piernas con los brazo como un niño pequeño, comenzó a llorar de forma compulsiva, desesperada, mientras lloraba el mar iba acercándose , no se dio cuenta pero al cabo de un rato estaba rodeada por él que formaba pequeñas olas que rompían en ella, parecía que la acariciaba, que la mecía, y Sara se sintió un bebe en brazos de su madre que le mece para que se calme; y poco a poco el llanto cesó y vio que el mar se alejaba de la arena.

Seguía sentada mirando al mar fijamente como si le dijera muéstrame el camino, dime cómo lo hago, qué hago; pero las preguntas no tuvieron respuesta... el mar seguía calmado y poco a poco Sara notaba que se iba tranquilizando, que su mente no pensaba de una manera rápida y atropellada sino que sus pensamientos acudían a ella de forma más pausada y ordenada.

En ese momento sus dedos decidieron escribir en la arena todo lo que sentía que tendría que conseguir su hija para ser independiente, cómo trabajar con ella, y se dio cuenta que sus pensamientos eran positivos porque al fin y al cabo el diagnóstico no era tan malo ya que su hija no iba a necesitar medicación, no tendría ataques y no era regresivo.

" Una gran sonrisa atravesaba su cara porque sabía que lo conseguiría."

Foto de la historia de salud de Sara Ceballos, Síndrome Dandy-Walker., Cantabria, España

Levantó la mirada porque las olas estaban haciendo mucho ruido, el mar la llamaba, le decía ves cómo no es todo tan negro; tú sola has descubierto cómo lo tienes que hacer y qué tienes que hacer pero vas a necesitar mucha paciencia, trabajo y esfuerzo; así que cuando estés desesperada, no puedas más y quieras tirar la toalla por el cansancio, te impacientes al no conseguir los objetivos en el tiempo que te has propuesto,  ven a verme porque sabes que te doy fuerza y empuje para seguir o te transmito la calma y la serenidad que necesitas.

Ahora no te lo crees porque estás demasiado disgustada pero vendrás un día con tu hija y veré  que sois felices y que lo estáis consiguiendo.

El sol se ponía y Sara tenía que regresar pero al abandonar la playa una gran sonrisa atravesaba su cara porque sabía que lo conseguiría.

Premios Relatos Supercuidadores 2018.

Este testimonio ha sido cedido por http://cuidadores.unir.net, con autorización del autor; en colaboración para dar visibilidad a las personas que viven ante la adversidad en la salud.

http://cuidadores.unir.net/informacion/premios/relatos-iv-edicion-2018/2003-19-letras

Tu colaboración es vital para nosotros

Colabora

Protectoras

Reconocimientos

Colaboraciones y Alianzas

Apoyo externo

Cargando...