Juan Rico, Sarcoma de Ewing, Asturias, España.

Sarcoma de Ewing

"Cuando duele el alma... los cuatro juntos."

Juan Rico

(Persona que cuida)

Juan Rico

Imagen de perfil de Juan Rico, Sarcoma de Ewing, Asturias, España

Mi hijo Guille falleció por un cáncer. Su historia, más allá del sufrimiento y el dolor por la pérdida, nos enseña, día a día a vivir en paz; a tenerle cerca.

Desde dentro...

    Resulta sorprendente como el dolor, el sufrimiento y la pérdida te hacen fuerte. Parece increíble que uno encuentre que conoce lo que de verdad es querer cuando te falta lo que más quieres.

    A nosotros nos cambió la vida el día en que a nuestro hijo le diagnosticaron el maldito cáncer, el día de su decimosexto cumpleaños. Desde ese momento, vivimos cada segundo como irrepetible. Y eso es algo que, desde la supuesta tranquilidad de la salud, a veces te pierdes, enfrascado más en el trabajo, el pasar de los días, las preocupaciones tontas, las prisas, el tiempo o qué sé yo… En el hospital aprendes a tener miedo, a luchar y a sufrir. Y también lo que es tener esperanza y agradecimiento. Los médicos saben decir la verdad, saben golpearte con la puñetera realidad y también saben darte sobredosis de humanidad, de cariño y de fortaleza.

    Y, de repente, un día, empiezas a beberte la vida a tragos muy largos. Siempre tuve claro que quiero muchísimo a Mª José y a mis dos hijos. Ahora sé que los adoro y que, además de ser parte de mi vida son parte de mí. Un espejo de fuerza, de amor y de vida.

    Y aprendí lo que de verdad es la fortaleza y la positividad. Guille, con su eterna sonrisa, le daba un sentido especial a la esperanza y al futuro. Cada momento, hasta el mismísimo borde del final, soñaba con un nuevo proyecto o una ilusión de futuro. ¡Qué sinsentido! Quien tenía el futuro más en el aire era quien más empujaba hacia adelante.

    Sólo le vi llorar dos veces: una por la desesperación de sufrir tanto tratamiento, tanta quimio, tanta radio, tanta morfina, tanto… Y duele el alma oír que tu hijo te diga “Qué más me tiene que pasar” (nunca se me van a olvidar esas palabras). La otra vez fue de emoción, cuando una hada madrina de carne y hueso hizo realidad su mayor Pequeño Deseo.

    Y cuando se fue, nos regaló una muerte en familia. Los cuatro juntos. Apagándose tan poco a poco como una llama soplada por la brisa,  despacio, en paz; con una sonrisa. Su sonrisa.

     Y desde ese momento vamos aprendiendo a vivir con la ausencia. A disfrutar de cada recuerdo y a sentirle cada vez más cerca. Y, sin estar aquí, seguimos siendo cuatro. Nosotros cuatro. Lo demás está muchas veces de más. La paz está dentro de nosotros cuatro.

    Hay momentos de tempestad interior en que le das tantas vueltas a las palabras siempre y nunca que te mareas. Nos quedamos sin el contacto, el abrazo, el beso, la broma y las caricias. Hay otros momentos de mar en calma, en los que se valora tanto lo que dejó la ausencia….

 Yo ahora me siento en paz. Vivo feliz en mi mundo - mucho más pequeño que antes - de familia y cariño. Después de tantos meses de desorden interior, ya no quiero más.  

 Guille siempre fue especial. Tenía duende y estrella. Ahora yo siento su estrella.

"Vive cada momento como algo irrepetible. Ten esperanza y fuerza. "

Foto de la historia de salud de Juan Rico, Sarcoma de Ewing, Asturias, España

En orden. Aprendiendo a vivir con la ausencia y los recuerdos.

 www.amigosdeguille.es

http://www.asociaciongalban.org

He escrito un libro (un libro solidario) ¿A qué hora llega papá?... Una historia de amor familiar hacia  mi hijo Guille; un chico emprendedor, con una personalidad arrolladora, enamorado de la vida, apasionado del golf, cariñoso y sencillo. Dueño de un optimismo y una sonrisa que enamoran. 

Lo podéis adquirir:  https://www.editorialkurere.com/juan-rico/

Un abrazo.

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