Jose Antonio Vallejo
Jose Antonio Vallejo
Hace 3 años ya me implantaron un marcapasos y he conseguido adaptarle a mi vida, y no yo a la suya.
En septiembre de 2013, y después de varios meses sintiendo un leve (a veces fuerte) mareo, sobre todo por las mañanas, que no me hacía perder la consciencia, fui al médico para comentárselo. Me hizo un escáner y lo mandó a cardiología para que lo valorasen. Debido a mi edad y al síntoma del mareo, el cardiólogo decidió mandarme un ecocardiograma y ponerme un Holter (un aparato que durante 24 horas controla el funcionamiento cardiaco). Esta última prueba me la dieron para el 25 de febrero de 2014 (la seguridad social últimamente no va tan rápida como nos gustaría).
Lo entregue al día siguiente a las 8 de la mañana, y tres horas más tarde me llamaron por teléfono de cardiología del hospital para decirme que me fuese para allá esa misma tarde, que me tenían que ingresar para al día siguiente implantarme un marcapasos.
Mi corazón se había parado durante la prueba unas 55 veces, y con paradas de 5 segundos sin latido cardiaco. Me tuve que sentar por el impacto, y después de confirmar que no se habían equivocado (¿cómo una persona que hace deporte y que se cuida con la alimentación como lo hacía yo?), tuve que pensar si todo era realidad o estaba en medio de un mal sueño. ¡Pues no! ¡Todo era real!
Subí al hospital a que me explicasen qué iba a ser de mi vida a partir de ese momento, porque en mi cabeza golpeaban muchas cosas, pero una de las que lo hacía con más fuerza era la de si ya no podría volver a hacer deporte. ¡Esto que tanto me gusta! ¡Esto que me da la vida!
Ya estando con la cardióloga me repitió lo que me había contado por teléfono y además me aclaró algo que yo la preguntaba. "Pero, con lo que me gustar correr y mi bici de carretera, ¿no voy a poder hacerlo nunca más?” A lo que ella me respondió: “¿Quién te ha dicho a ti eso? Tu corazón tiene un fallo pero tú no estás enfermo”.
A partir de ese momento mi cabeza cambió de pensamiento y empezó a trabajar para mentalizarme de aquello y asumirlo de la mejor manera posible. Ahora el pensamiento que pasaba por mi cabeza era: “Ojalá lo peor que me pase en la vida se solucione con un ‘aparatito’ que me deje hacer una vida lo más parecida posible a la que llevo”.
Me llamaron kamikaze en el hospital, porque pedí el alta voluntaria ese mismo día y que me diesen unos días para poder ‘masticar’ y ‘digerir’ todo aquello que aquel 26 de febrero de 2014 la vida me había puesto como prueba.
Unas semanas después, el 18 de marzo, me implantaron un marcapasos que funciona cuando mi corazón no quiere latir, que por suerte no son muchas veces.
Al día siguiente, el 19 de marzo, Día del Padre, me dieron el alta y tuve con ello el gran regalo de poder volver a estar con mi hijo, de entonces 21 meses. Me fui para casa y ahí empecé de nuevo a entrenar. Primero durante unos días sólo mentalmente. A la semana me volví a poner mis zapatillas y corrí 15 minutos muy despacio para probarme. Como vi que la cosa iba bien, salí más días a entrenar. Y como vi que seguía bien, cuando todavía no habían pasado ni tres semanas de la operación, el domingo 6 de abril, corrí el medio maratón de Madrid, en 1 hora y 26 minutos.
He seguido corriendo y haciendo buenos tiempos (para mí y mis posibilidades) en las carreras este año. He conseguido bajar mi marca de 10 kilómetros a 37 minutos. He vuelto a aproximarme a mi mejor marca en medio maratón, que era de 1h y 20 minutos. Y me he preparado todo lo que he podido para aproximarme a la mejor en maratón, que es de 2h 56 minutos. La mentalidad y la fuerza de voluntad que desarrollamos con el deporte hace que luego podamos adaptarnos y superar cualquier situación de la vida, aunque esta no sea fácil.
Ahora sigo con mi vida normal. Y sólo puedo decir que desde la operación a ahora, he corrido el maratón de Edimburgo, Varsovia, Valencia, Lisboa y Estocolmo. Varias medias maratones y carreras más cortas. Y una marcha cicloturista (Quebrantahuesos) de más de 200 kms. y 4 puertos de montaña del pirineo francés y oscense.
Quiero decir con esto que la fuerza tienes que seguir en nosotros y disfrutar cada día de poder hacer lo que nos gusta tanto.
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