Iñaki Noblejas
Iñaki Noblejas
Con 34 años empecé a notar que tenía ciertos temblores, estaba muy cansado, me costaba un poquito hablar, cosas que no daba mucha importancia. Una noche desperté con el brazo prácticamente dormido, estuve así dos horas y media. Esto provocó que fuera al médico y que me hicieran bastantes pruebas. El diagnóstico fue que había un 99% de probabilidades de que fuera Párkinson, esto pasó en octubre del año 2015.
En ese mismo instante, salí por la puerta de la consulta médica y llamé a mi familia para decírselo, les dije..., "desde ahora mismo el que quiera venir conmigo y estar conmigo que se sume y el que quiera estar hundido y venirse abajo que no cuente conmigo". Estaba a tres meses de ser padre por primera vez, tenía que pensar en mi futura hija, no tenía culpa de que su padre tuviera Párkinson, ella no lo podía pagar. Tenía que pelear lo impeleable para que tuviera un padre en condiciones. Todo lo que hago ahora, aparte de para ayudar a otras personas, es para dejar a mi hija una base en la vida, para que se dé cuenta del coraje y la valentía con la que estoy afrontando esto y que es, sobre todo, por ella, es el motor de mi vida. Su nacimiento me cambió la vida y la forma de enfrentarme a mi enfermedad. Por ella salgo a correr.
El Párkinson te va mermando poco a poco, antes me levantaba a las seis de la mañana para hacer exactamente lo mismo que hago ahora, levantándome a las cinco y media. Esto en un año y medio, desde que me lo diagnosticaron. Me cuesta más hacer las cosas, si es cierto, que con la medicación, me canso mucho menos. Antes hacía de todo y más, organicé mi boda, el viaje de novios, juagaba al fútbol sala, al tenis, al pádel, pero acababa el día reventado. Mi padre no entendía que estuviera siempre cansado, me decía que parecía que trabajaba en una mina en vez de trabajar en un banco. Cuando me lo diagnosticaron el médico nos dijo que no entendía cómo, con los informes médicos que tenía, podía levantarme de la cama.
Sigo trabajando, las mismas horas e incluso con más responsabilidad de la que tenía antes, tengo la suerte de que en el banco me apoyan bastante y entienden mi situación.
En el Párkinson existe un periodo de unos diez años que lo llaman la "luna de miel", es un periodo en el que vas notando los síntomas pero te puedes ir defendiendo, me están haciendo un estudio genético en Estados Unidos porque los médicos no entienden porqué estoy como estoy, porqué el avance es mucho más lento que en otras personas. A lo mejor es casualidad, pero lo achaco a la actitud positiva, el neurólogo me dice que la actitud es un 80% de la medicación que puedes tener frente a la enfermedad. Yo no soy ni más valiente ni más fuerte que nadie, solo intento positivizar todo, entiendo que una actitud negativa, el darle vuelta a las cosas y pensar en negativo no me aporta nada, trato de darle la vuelta, incluso, hasta a lo peor que pueda haber. Antes de la enfermedad era una persona quizá con más tendencia a ver lo negativo pero desde que sé que tengo Párkinson, le he dado la vuelta.
Hay días que te levantas y piensas, porqué tendré yo esto y no otras personas que se lo merecen más que yo, como un terrorista o algo así, pero es lo que me ha tocado, hay que hacerlo lo más llevadero posible y disfrutar de la vida lo más que se pueda, porque hoy puedo estar muy bien, pero mañana no sé cómo estaré. Tengo claro que el Párkinson no me va a pillar sentado, ahora corro porque puedo, el día que no pueda correr, andaré.
He hecho deporte toda la vida, pádel, esgrima, judo, tenis, fútbol sala, y el médico me dijo que para producir dopamina, que es algo que nos falta a los parkinsonianos, lo que mejor me venía era correr, mi respuesta fue..., "a mí no me persigue nadie". Una noche a las cuatro o cinco de la mañana descubrí por Internet una carrera que organiza la Asociación de Parkinson APARKAM, en Alcorcón que se llama Run for Párkinson's, la vi y pensé..., "me ha dicho que corra, me levanto a las cinco de la mañana, he visto un anuncio en Internet que anuncia esta carrera, que es dentro de un mes, son solo 5 km., me pilla a 10 km. de mi casa; inténtalo". Ese mismo día me compré unas zapatillas baratas de running, cogí la cámara de vídeo y empecé a entrenar. También aprendí a editar vídeo y decidí grabar mis entrenamientos y la carrera. El día del aniversario del diagnóstico del Párkinson, lancé mi canal de You Tube. A partir de ahí, a volar, he obtenido muchos reconocimientos y eventos.
No tener miedo, el miedo frena, no puedes quedarte frenado ni acobardado de que esto te va a comer, es muy importante ir a una asociación, informan y ayudan muchísimo. Tratar de ser positivo, hay que intentar darle la vuelta y buscar el lado bueno, aunque esto es una porquería, tenemos familia, tenemos amigos y tenemos un montón de gente a nuestro alrededor que no se merece que no lo intentemos. Hay que pelearlo, que la vida es muy bonita y hay que vivirla por mucho que el Párkinson trate de ponerle una zancadilla.
Como dije antes, sigo trabajando, no he dejado de trabajar en ningún momento y pienso seguir haciéndolo mientras el cuerpo aguante, hago muchísimo más deporte. El deporte es básico, básico, sea del tipo que sea, nadar, por ejemplo, es fantástico, trato también de ejercitar la mente, escribir, leer, cantar, hago algo de rap. Todo lo que sea para estar activo, de la manera que sea, es fantástico.
Trato de ser positivo y saltar los límites que nos pone el Párkinson, y no hacerle caso. Sé que todos los días me voy a encontrar con él, cuatro o cinco veces, seguro; me dice..., "venga tírate al suelo", yo siempre le digo..., "luego nos vemos". Sigo mi camino, aunque el quiera marcar el suyo, sabiendo que está ahí, respetándolo, pero nunca temiéndolo.
Siempre positivo.
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