Nohora Orozco
Nohora Orozco
Soy Nohora Lucia Orozco Herrera, colombiana y tengo 57 años. Hace 26 años nació mi hija María José López Orozco con una hipoxia neonatal, se le diagnostico parálisis cerebral Infantil.
Cuando María cumple 1 año, yo analizo que realmente no hace nada que lo de un niño de su edad y digo, no puedo seguir trabajando, esto es en serio… me debo dedicar a mi hija.
Desde los 5 meses, María iba a estimulación temprana; yo la llevaba todos los días a esa terapia; luego vino la etapa escolar donde no la recibían en ninguna institución infantil pública y la ingresé a un jardín de pago. Llegaba a casa y yo la llevaba a sus terapias las cuales continuaba haciéndole en casa.
Buscaba todo lo que pudiera servir para mejorar su condición, la llevaba a sus controles médicos, que no me daban las mejores esperanzas para ella, pero yo no me cansaba de seguir para adelante a ver que más podía lograr. La mamá de los hermanos medios de María era profesora de preescolar y por eso ingresó a la escuela pública, a su preescolar, y desde allí inicio la etapa educativa. Con el refuerzo terapéutico médico, ya no paró nunca.
Así fuera del servicio social del estado. El trabajo de su papá era intermitente y por eso pasaba del servicio pago contributivo, al servicio médico social del estado con mucha frecuencia.
Ya estaba como de 8 años y me tocaba echármela al caballito para poder caminar 10 cuadras y llevarla a sus terapias; no tenía silla de ruedas. En el colegio, como a los 11 años, le consiguieron una silla de ruedas e inició su manejo con silla de ruedas para todos lados.
Después, yo investigué un deporte que se hace en silla de ruedas y lo creé en Cartagena; busqué otros niños como ella y formamos el primer club deportivo de BOCCIA para niños y niñas con parálisis cerebral. Después creamos otro grupo para que realizara atletismo y de allí, creamos la liga deportiva y yo fui su primera presidenta.
Al vivir muy cerca de estas personas que también tenían a sus hijos como mi hija, me dí cuenta de que muchas pasaban muchas dificultades por ser madres cabeza de familia o familias pobres para ayudar más a sus hijos en su desarrollo. Lo que llevó a comprender e investigar la ley del cuidado de personas con dependencia en otros países, así como en España y otros países más ya la tienen.
Iniciamos, queriendo con firmas, recoger la solicitud y pasarla directamente al gobierno, pero no nos pasó así y nos tocó esperar para que los congresistas la propongan y hoy está en curso en el senado la ley del cuidador familiar propuesta por unos compañeros y yo; estudiado y proyectado por expertos del tema como lo es nuestra politóloga en ciencias políticas que nos ha realizado ajustes al proyecto nuestro.
Esto ha sido un gran camino para que se dé esta ley en Colombia.
Mi hija ya tiene 26 años cumplidos el 11 de octubre, y terminó su bachillerato, pero no ha querido seguir estudiando; yo en cambio ingresé a la universidad, porque ella estaba estudiando y yo me quedaba toda la jornada esperándola por lo que los profes me dijeron que me presentara para estudiar con ella.
Hoy estoy estudiando Administración Pública y ella no quiere seguir; es deportista de atletismo de campo y compite a nivel nacional.
Así ha sido mi vida cerca de mi hija. Ahora espero que pueda decidirse a continuar sus estudios y pueda llegar a terminar una técnica que pueda trabajar en algo.
Ese es el relato de mi vida, aunque sus médicos tratantes desde muy temprana edad me decían no se mate, ella no va a poder avanzar mucho.
Pero yo creo en Dios y las esperanzas no me las quitan tan fácil.
Premios Relatos Supercuidadores 2020.
Este testimonio ha sido cedido por http://cuidadores.unir.net, con autorización del autor; en colaboración para dar visibilidad a las personas que viven ante la adversidad en la salud.
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