Montiel Angela
Montiel Angela
Era, porque era la Ángela del pasado, aquella que corría y corría y un día se estrelló de frente, así de repentina y dolorosa llegó la NMO a mi vida a los 29 años y por eso estoy aquí demostrando que la enfermedad desmielinizante del sistema nervioso central, crónica y degenerativa no es solo lo que dice la web.
Todo comenzó con adormecimiento en el tórax que luego bajó a la pierna izquierda hasta dejarla sin movilidad, la vejiga dejó de funcionar y posteriormente un daño en el ojo izquierdo que terminó por concretar un diagnóstico el de la NMO y así dejar fuera a la esclerosis, (recuerdo haber dicho yo no lo tengo miedo a la esclerosis) ja ja. Al mes llega el diagnóstico definitivo y empieza el tratamiento que podría no funcionar según la gravedad del caso, pero no fue así, a pesar de una recaída el tratamiento funcionó y con bajas dosis de algo no tan agresivo, las funciones de mi cuerpo regresaron con el tiempo y con mucho esfuerzo de mis doctores, familia y el mío. Así llevo ya 3 años y contando con este nuevo yo que se cae, sí, pero siempre se vuelve a levantar.
Alguna vez pregunté a mi psicóloga y ¿ahora qué hago con lo que me pasó?, me respondió: seguir adelante.
Y es verdad, siempre hay que seguir adelante, no voltees hacia atrás pase lo que pase.
Perder salud no es fácil. Aceptar una enfermedad tampoco. Hay que ser conscientes de que es un proceso y tenemos que vivir todas sus fases con tiempo, paciencia y siempre tomando en cuenta que creer que no podemos más, es un sentimiento momentáneo, hay que darnos tiempo de sentir pero sobre todo dejar ir esos sentimientos negativos, no permitas que se queden en ti, no le des cabida. Son solo momentos.
La moneda está en el aire (dice mi hermano que también tiene una enfermedad autoinmune).
Y es verdad no sé lo que vendrá mañana ni como, solo sé que a todos se nos a dado un espíritu de valentía, fuerza y coraje, porque la vida te puede quitar todo menos eso.
Conozco la debilidad en carne propia y agradezco infinitamente la oportunidad de saber que cuando se acaban mis fuerzas, comienzan las de Dios y eso me hace más fuerte.
No sé quién eres, pero aún así te abrazo y espero poder servirte en algo. Aliméntate de todo el amor que encuentres a tu alrededor porque esa medicina no la dan los doctores.
Bienvenido a la búsqueda de la misión en la vida.
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