Camino Gontán, Insuficiencia renal crónica, Asturias, España.

Mi situación como enferma crónica me supone estar pendiente de una medicación de inmunosupresores y corticoides que sirva para ralentizar el proceso de deterioro, tanto de riñón trasplantado como de la visión, obligándome a estar pendientes de mantener en niveles adecuados de factores como la tensión arterial, el colesterol, creatinina y urea, contando para ello con revisiones médicas periódicas.

Como enferma renal crónica la mayor preocupación se centra en la aparición de los síntomas y afecciones derivados de los efectos la fuerte medicación y de la altas las probabilidades de la pérdida del riñón trasplantado que se incrementan con el paso del tiempo, dado es ello supondría un importante deterioro de la calidad de vida tanto en salud como en determinantes sociales (condiciones de acceso al empleo, relaciones sociales, limitación para realizar muy diversas actividades).

Dado que la condición crónica ha convivido conmigo desde la primera edad, y gracias a un gran esfuerzo por parte de los familiares más cercanos en ofrecer condiciones de normalización de la situación, ésta no ha supuesto, hasta la incorporación al mercado laboral, un mayor condicionante en el día a día. Sin embargo es importante resaltar la dureza, principalmente a nivel psicológico que ha supuesto el proceso de evolución de la enfermedad en mi cuidadora principal, la cual como madre pasó por un sinfín de situaciones estresantes y de gran carga emocional y de preocupación.