Tino Prieto, Infarto de miocardio, Asturias, España.

La dolencia me marcó el antes y el después de mi vida.

Empiezas a ver las cosas de diferente forma y manera. Al principio lo único que está en tu mente es el, por qué a mí? .

En cuestión de minutos te ves entre la vida y la muerte.

Recuerdo tumbado en la camilla del ambulatorio y el personal que no para.

Sientes que te falta el aire, sientes que te vas;  la mente se bloquea; de repente abro los ojos y me veo rodeado de más gente. Los miro  detenidamente, como que me acababa de despertar de un sueño, y en realidad me acababa de despertar.

Estuve en parada cardiorespiratoria; me meten en la UVI (el personal extraordinario, les debo la vida) y camino al hospital.

En urgencias, en una sala preparada para esto; recuerdo preguntar a un médico que estaba allí la hora que era. Me contestó que las dos;  le pregunté( que iluso) que si tardarían mucho en darme el alta, que entraba a trabajar a las tres. Al ver la cara que puso ya me di cuenta de que aquello era grave. Ahí empieza el bajón.

Mi mujer (que es trabajadora de este hospital) estaba afuera con mi hija de 22 años, hechas polvo.

Yo creo que lo pasaron ellas peor que yo.

Me suben a la planta de cardio, una habitación llena de monitores y ya te empiezan a familiarizar con lo que tu vida será a partir de ahora.

Dos salidas al HUCA, en cada una dos stents, total cuatro; un trato excepcional y amabilidad extraordinaria.

Ya en casa toca enfrentarte a tu enfermedad, mejor dicho a vivir con ella. Al principio duro, muy duro, pero vas conociendo gente, explorando nuevos caminos.

Lo importante es dar contenido a tu nueva vida.

Empecé a contactar con asociaciones de enfermos crónicos. Me hice monitor de una de ellas y a día de hoy puedo decir que estoy feliz con la nueva vida, con cambios,  pero feliz.

Desde aquí me gustaría que cuando alguien empiece a leer esta historia tome buena nota de esto último. Contactar con gente con enfermedades crónicas, compartir experiencias, hablar de tu enfermedad como algo normal y yo al menos feliz y contento de ayudar a los demás que están pasando ahora por lo que yo pasé.

Para mí, fue esencial la familia, los amigos de antes y los de ahora.

Me encanta cuando me llaman para reuniones, para dar talleres, para exponer mis problemas y escuchar los de los demás.

Y aquí estoy y ya van casi 8 años, me siento proactivo y feliz. Esta es mi historia.