Encarna Bernabé, Incontinencia, Murcia, España.

He sufrido mucho no, muchísimo, porque me limitaba mucho, soy de ir a misa todos los días y no podía ir a misa porque se me escapaba todo. A cualquier sitio donde iba, tenía que llevar un maletín de trastos, con toallitas, pañal y con todo lo habido y por haber, con todo lo que necesitaba para cambiarme las veces que lo necesitara.

Lloraba mucho, incluso una doctora me habló muy mal y me mando al psiquiatra, porque me dijo que primero tenía que poner bien mi cabeza, incluso, una vez,  dando un puñetazo en la mesa, le dijo a mi marido “si esta fuera mi mujer, le habría cosido el culo”.

No quería comer, sufrí muchísimo hasta que encontré a un doctor que recomendó ir a un coloproctólogo, me escribió en un papel el nombre pero, por vergüenza, no quería decírselo a nadie, ni siquiera a los médicos. Sentía mucha vergüenza y mucho dolor. Mi hijo me decía: “mamá, no pasa nada, tú si te haces caca, te limpias y no pasa nada, si tenemos que limpiar, tú tranquila, nosotros te queremos”.

Mi marido fue muy prudente, porque las personas que sufrimos incontinencia, sabemos lo que te limita en la pareja y lo que condiciona y la paciencia que tiene que tener la otra persona. Así fue, tuvo mucha paciencia.

Un día, yo sola, voy al hospital y tuve la suerte de que estaba allí el doctor que me había recomendado ir al coloproctólogo, él, ni me acordaba, hacía dos años desde que lo había visto. Le enseñé el papelico que me había dado el doctor a la enfermera , lo leyó el doctor, lo reconoció, y le conté mi problema otra vez y me dijo: “no se preocupe usted, que voy a hablar con un doctor que es el mejor coloproctólogo que tenemos en Murcia”, y así lo hizo. Habló con él, me llamó la secretaria y fui a verlo; esto fue a finales del año 2016.

Me implantó un neuroestimulador provisional, pero yo no era candidata, porque no me hacía nada, seguía igual. Me cortó el cable y al cabo de uno o dos meses, me lo implantó y empezó a  hacer efecto y estoy súper contenta, mi vida cambió totalmente, seguí trabajando, empecé a hacer deporte como antes, ir a misa diaria, sin ningún problema. Estoy súper agradecida al doctor, es un tesoro, y  este aparatito que tengo, es mi tesoro más preciado.