Beatriz Cuñado, Incontinencia, Madrid, España.

Hace ocho años me hicieron una colonoscopia, que tardé dos años en conseguir. Por fin pude poner nombre a lo que me ocurría, cáncer de colon. A partir de ahí, mi vida cambió drásticamente.

Con el tiempo supe que había secuelas que serían crónicas y solo podría tener tratamientos paliativos, la que más me costó asimilar, fue la incontinencia anal pero, desde hace un año, que conseguí la incapacidad permanente, he mejorado y puedo decir que he pasado a tener urgencia de ir al baño, en vez de hacérmelo encima.

No sé si todo el mundo que sufre de cáncer de colon, tiene las mismas secuelas que yo, me imagino que dependerá de la parte de colon que nos extirpen, en mi caso, me quitaron 30 centímetros de la parte baja, salvándome exclusivamente dos centímetros al lado del ano. Se plantearon ponerme bolsa, pero al final, no lo vieron necesario. A partir de ahí, hacérmelo encima, era todos los días pero, gracias a profesionales que me dijeron “esta no va a ser tu vida” y mucha, mucha rehabilitación, he conseguido que mis escapes pasen a ser urgencia de ir al baño.

Mi camino ha estado lleno de piedras, porque hay muchos especialistas que no ven necesario intentar curarme, que en realidad no hay cura pero, por lo menos, devolverme algo de calidad de vida. Siempre llama a las puertas, porque siempre habrá alguna que se te abrirá.

En mi caso, fue la tercera, y gracias a ello, mi vida es mejor. Llegué a la determinación de buscar la incapacidad, soy cocinera y cocinar y hacérmelo encima, no era la forma de vivir. Desde hace un año tengo la incapacidad permanente y he mejorado mucho, creo que bajar el estrés y, al no trabajar de pie más de ocho horas, también ha ayudado.