Maite Padilla
Maite Padilla
Tengo 46 años y me diagnosticaron Fibromialgia hace 15 años. En todo este tiempo he pasado por todas las etapas posibles de la fibro, del dolor crónico; he pasado por todos los síntomas y síndromes asociados, por todos los especialistas, por todas las pruebas. Pero hace tiempo que decidí tomar las riendas de mi vida, de la enfermedad; decidí aceptarla y adaptarme a ella, y soy feliz. He elegido vivir, sentir, disfrutar la vida, porque es maravillosa, y está llena de cosas buenas, la mayoría pequeñas que pasamos por alto. Tengo fibromialgia, y una vida plena, a otro ritmo, pero plena.
http://danzandoenelteclado.com/
Cuándo con apenas 31 años, una niña de 2 años, un negocio recién abierto que funciona muy bien; empiezas a sufrir dolores inexplicables, que no responden a medicación, que no son síntoma de ningún problema......cuándo tu médico de atención primaria ante esta situación te dice, "esto va a ser Fibromialgia, ya verás", empiezas a asustarte, porque tu vida empieza a cambiar. Y cuando al cabo de los meses ya no es que el diagnóstico sea ese, no, al cabo de unos meses lo realmente preocupante es que tu vida está más limitada cada día, cada vez puedes trabajar menos horas, cada vez puedes atender menos a tu hija....cuándo esto ocurre, el mundo se te viene abajo.
Tu mundo, tu familia perfecta y feliz, tu trabajo empiezan a verse afectadas por el dolor, el cansancio, las limitaciones, da igual que te digan que es Fibromialgia o cualquier otra etiqueta, da igual, porque tu vida ya no es vida.
Da igual porque tu pareja empieza a verse resentida, siempre estás cansada, dolorida, nerviosa, agobiada, de mal humor, distante, ya no eres tú, es la enfermedad. Y da igual porque tienes que cerrar el negocio que ya no puedes atender; y da igual porque te sientes culpable por no poder atender a tu hija bien. Da igual que te digan que es fibromialgia, porque tu vida ya está rota.
Y se rompe más, si cabe, cuando empiezas a investigar, a buscar información, y todo lo que encuentras, información, testimonios, es negativo; internet se convierte en tu peor enemigo; necesitas información pero todo lo que encuentras es negativo.
Y van pasando los años, y no consigues mejorar, no consigues tomar las riendas de la enfermedad, y vas perdiendo más cosas por el camino, tu familia perfecta se rompe, y estás sola.
Y el vacío es tan grande, el abismo tan inmenso que te dan ganas de saltar, de huir, de abandonar. Pero entonces algo en tu cabecita atormentada y dispersa te dice, "¿Qué coño estás haciendo?"
Y no puedes hacer más que llorar, gritar de rabia, de ira, de dolor, llorar hasta romperte, hasta que no puedes más, y entonces, sólo entonces es cuándo puedes decir basta, se acabó. Estoy viva.
Estoy viva y la vida es maravillosa, está llena de cosas buenas que me hacen feliz, que me hacen sonreír. Estoy viva y quiero seguir luchando, quiero seguir Siempre Adelante. Y estas dos palabras se convierten en mi bandera, Siempre Adelante.
Tengo Fibromialgía hace 15 años, llegué a tener que utilizar muletas para andar, incluso silla de ruedas si el trayecto era muy largo, o para pasar un día fuera de casa, llegué a caer en depresión......ahora eso forma parte de mi pasado, de mi historia, ahora, tengo fibromialgia y soy optimista, soy feliz.
Pero me duele, claro que me duele, todos los días, a todas horas, tengo dolor crónico hace 15 años, pero estoy viva y he elegido vivir, sentir, disfrutar, he elegido tomar las riendas de mi vida, y colocar a la fibro en el lugar que se merece, ya no es el centro de mi vida.
Mi familia, mi hija, mis amigos, me entienden y apoyan; y acudo a la Unidad de Fibromialgia de mi ciudad, y no puedo olvidarme de mi Médico de Atención Primaria, a quién tengo tanto que agradecer, por su paciencia, por su empatía, por su humanidad.
Tengo fibromialgia y soy feliz.
Y escribo, escribo desde siempre, aprendí a escribir porque ya sabía leer, o aprendí a leer porque ya sabía escribir, no sé muy bien qué fue antes, pero soy una apasionada de la lectura, (ahora dificultada por la fibroniebla) y de la escritura, así que un día me decidí a ir poniendo orden, y creé un blog, Danzando en el Teclado, para contarle al mundo que tengo fibromialgia y que se puede vivir, que se puede tener una vida plena; en el blog cuento mi vida, lo que pienso, lo que siento, cómo vivo la fibromialgia, siempre en positivo.
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Una vez alguien preguntó en un grupo de Facebook de afectadas por fibromialgia, ¿Qué echábamos de menos de nuestra vida antes de estar enfermas? Y mi respuesta sorprendió a más de una, porque yo no echo nada de menos. Es cierto, no echo nada de menos, porque prefiero vivir el presente. Añorar los viejos tiempos, y mortificarnos por lo que podría haber sido y no fue es agotador. Vivir en el pasado acaba con nuestra energía física y mental. Además, mientras perdemos el tiempo en recordar, en lamentarnos por lo perdido, por lo no vivido, estamos desperdiciando el presente, un maravilloso presente que pasa rápido y no vuelve.
Qué he perdido muchas cosas, pues sí, como todas, pero también he ganado otras muchas. Perdí el trabajo, tuve que cerrar un negocio por no poder atenderlo, no podía trabajar más que un par de horas seguidas, perdí amistades, por los continuos cambios de planes y el aislamiento, perdí mi independencia, utilizaba muletas para poder andar e incluso en ocasiones silla de ruedas. Perdí mi salud, no sólo física por la fibromialgia y los múltiples síntomas y síndromes asociados que sufría, sino también mental, por el profundo caos en el que se vio sumida mi vida.
Pérdidas... pérdidas que nos atan al pasado, que nos impiden avanzar, que nos dificultan adaptarnos a las nuevas situaciones, a los nuevos retos que nos plantea la vida; pérdidas que nos obstaculizan en el proceso de conocimiento, aceptación y adaptación de la enfermedad.
Qué viva el presente no significa tampoco que renuncie a mi pasado, ni mucho menos, pero no se convierte en una atadura para mí. Creo que se puede sacar provecho al pasado, a los recuerdos, buenos o malos; aprendiendo de ellos, ya que pueden servir de lecciones de vida, para conocernos mejor, para crecer, para madurar.
Para mí, centrar mi atención en el presente tiene muchos beneficios, me permite disfrutar de cada detalle, de cada momento de mi vida, y apreciar lo bueno que hay en ellos, lo extraordinario, lo mágico; y sé que puede parecer una tontería, pero para mí por ejemplo sentir el sol, la luz cuando salgo de casa me hace feliz, me llena de vida; o la ducha, el agua caliente, me siento afortunada, me relaja, y la disfruto enormemente; o sentarme en mi sofá y mirar mi casa, mi hogar, me siento tan feliz, tan relajada. Son pequeñas cosas, que normalmente pasan desapercibidas para la mayoría, que pasaban desapercibidas para mí; hasta que decidí parar mi vida y darle otro sentido.
Ahora para mí, la vida, no es una mera sucesión de horas, días, semanas, es sentir, es disfrutar de todo lo que me rodea, porque he elegido vivir a pesar de la enfermedad, he decidido que la vida es maravillosa y vale la pena vivirla, y la fibromialgia es sólo una enfermedad, que me limita, sí, pero estoy viva, y quiero vivir, sentir disfrutar.
Sé que lo repito mucho, que siempre estoy con la misma historia, pero es cierto, he elegido vivir, disfrutar, y en ello centro mis energías; así cuando estoy en casa con mi hija me centro en compartir momentos con ella, y qué más da si hoy no paso la mopa o limpio el polvo, prefiero tumbarme con ella en la cama y contarnos nuestras cosas, recordar historias, hacernos cosquillas; porque es lo que realmente me hace feliz, me duela o no. O cuando llega el fin de semana, prefiero salir y disfrutar del sol, de un paseo por la playa, de un vermú en buena compañía, porque me va a doler igual, así que para qué quedarme en casa, si el sol me da la vida, si la compañía me hace feliz, salgo y vivo. Y así podría seguir con montones de cosas, me quedo con lo bueno de la vida, porque lo hay, a pesar de tener una enfermedad crónica, a pesar de tener fibromialgia desde hace tantos años, para mí, la vida, sigue estando llena de cosas extraordinarias.
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