Viviana Venegas
(Persona que cuida)
Viviana Venegas
Esta es la relación que mantengo contigo, hijo mío, desde que empezamos a notar que algo no iba bien. Al principio buscamos profesionales que nos guiaran y lo único que conseguimos fue que nos confundiésemos más.
Pasó el tiempo y nuestro castillo de naipes se iba desmoronando hasta que en uno de tus ingresos nos dieron la noticia... eras terriblemente especial... tu esquizofrenia nos hizo detener nuestros mundos y dejamos de tener el hijo que teníamos para tener que empezar a aprender a conocer al hijo que tenemos. En cada ingreso cambias un poco más, dices que tu medicación no te deja pensar y resulta que si no te medicas en cada episodio será peor...
Escucha mi voz hijo mío, sólo mi voz, te quiero y quiero lo mejor para ti, pero sé que no es lo que tú quieres.
CUANDO NO TE MEDICAS
Tu forma de estar sin la medicación hace que no te sientas contento, ni satisfecho. Nos gritas e insultas, dices que los vecinos te quieren matar, que “te dicen” que el vecino está ahorcado y sufres por eso, también aseguras que te vigilan a través de las lámparas o espejos de la casa y vives asustado, mi amor...
Perdóname por haber pensado todas estas cosas que voy a escribir...
Si te enfadas mucho dices que te quieres ir de la casa a vivir sólo... Pero es que estás en nuestra casa porque crees que no eres capaz de irte a una tuya.
Estás irritable todo el día porque crees que no tienes capacidad para hacer cosas tuyas para estar alegre todo el día.
La vida que te creaste es únicamente tu universo apartado de la realidad y en vez de estar en calma y agradecido por lo que tienes, ¡te enfadas! ¡Y cargas contra mi o contra tu padre con esas ideas increíbles que te has creado! Buscas culpables fuera de ti cuando el único responsable eres tú, tú y tú. ¡No tienes calma!
Vives pensando en irte y te cabreas porque solo miras lo que te falta, no creas la vida que quieres y no permites que yo pueda vivir la mía. Todo lo que hago es lo que pides, todo lo que hacemos es lo que quieres.
Hijo mío, me has enseñado a ser mejor persona, a aprender que eres mi misión de vida, cuidando de ti cada día, me enseñas que no gano con gritar y enfadarme, que es necesario seguir aprendiendo para poder continuar en este camino que nos tocó andar juntos.
SIEMPRE
¡Admiro tu voluntad de DAR a quien sea y como sea!
¡Admiro tu paciencia para esperar lo que sea que esperas!
¡Admiro tu fuerza de voluntad para corregir algo que te propones cambiar!
¡Admiro tu virtuosismo por el piano! ¡Admiro tu constancia para conseguir una pieza de música! ¡Admiro tu habilidad y tu don para crear música con cualquier instrumento!
¡Admiro la fuerza de voluntad para levantarte cada día!
¡Admiro la paciencia que tienes conmigo y mis dolores de cabeza!
¡Admiro tu perseverancia para lo que te propongas!
Te admiro...
Por eso cuando te oigo hablar con lucifer (como me dijiste ayer) me duele el corazón.
Te quiero con todas mis fuerzas y no voy a decirte mentiras nunca. No te las he dicho ni te las diré jamás. Aunque a veces sea doloroso, voy a decirte siempre la verdad. Y la verdad es que no existe persona que te haga una maldad, no existe. Seré la primera en defenderte si viera que corres algún peligro, pero no lo corres, no tengas miedo.
Premios Relatos Supercuidadores 2022.
Este testimonio ha sido cedido por http://cuidadores.unir.net, con autorización del autor; en colaboración para dar visibilidad a las personas que viven ante la adversidad en la salud.
https://cuidadores.unir.net/premios-supercuidadores/relatos-viii-edicion-2022/3760-perdon-y-admiracion
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