M. Carmen Tiemblo
M. Carmen Tiemblo
Siempre he sido una persona a la que le ha gustado ayudar y espero que esto sirva para dar fuerza y transmitir un poco de ilusión y esperanza a aquella gente que pase por mi misma situación o similar. Es muy complicado plasmar en unas palabras lo que significa que toda tu vida cambie tanto en tan poco tiempo.
Hace ahora casi 11 años que me quedé embarazada y tuve un aborto espontáneo a los 3 meses y poquito. A partir de ahí muchas molestias que ya llevaba varios años sintiendo y callando, sabía lo que significaban, empezaron a empeorar de manera considerable hasta el punto de hacerse insoportables y llegar a provocar que tuviera un accidente con el coche.
En ese momento fue cuando me di cuenta de que no podía seguir dando largas a algo que era notablemente palpable. Después de ir a médicos y hacerme las pruebas pertinentes, me diagnosticaron lo que ya intuía, ESCLEROSIS MÚLTIPLE.
Este hecho en si, no me supuso mucho trastorno, ni hizo que me viniera abajo..., fue el hecho de empezar a sentir bastante más falta de atención y menos capacidad de concentración y trabajo a consecuencia de los brotes y las medicaciones, más despistes de los normales en mí, etc., lo que me hizo estar más sensibilizada.
He de decir que al darme el diagnóstico, también me dijeron que llevaba unos 9/10 años con la enfermedad, cosa que se veía a través de las lesiones que se apreciaban en la resonancia, con lo que molestias y despistes vengo padeciendo desde los veintipocos años, pero por entonces siempre achaca todo a millones de cosas que nunca eran una enfermedad.
El momento en el que llegó una carta con estas palabras: "INCAPACIDAD ABSOLUTA PERMANENTE", fue el momento a partir del cual me derrumbé. Una incapacidad así con apenas 34 años es algo que no debe suceder nunca (aún lloro al revivirlo). Gracias a Antonio, mi marido, a una parte de la familia y amigos y a una maravillosa psicologa, me fui haciendo a la idea de que cuidarme era mi trabajo desde ese momento, como también me decía el neurólogo.
Nunca he sido una persona que crea que venirse abajo sea la manera de afrontar los problemas; pero me vino todo esto en un momento de mi vida complicado por otros motivos que prefiero callarme para mí, pero que me estaban requiriendo y suponiendo mucho esfuerzo en todos los sentidos.
Los siguientes tres años fueron de brote en brote, medicación, miedos, pérdida de peso, progresivo empeoramiento físico..., no creo que haga falta que explique todo lo que esto supone ni las molestias que llevan consigo enfermedades como esta; lo que quiero es hacer ver que hay vida y esperanza siempre que haya ganas y se afronte todo con una sonrisa. Después, todo se "estabilizó" un poco y me dejó con 15 kilos menos (que me ha costado recuperar), dos muletas, comentarios de todo tipo a mi alrededor que en ese momento me herían demasiado..., un maravilloso perrillo y MUCHAS GANAS DE NO RENDIRME.
Siempre me ha gustado y he practicado deporte y empecé a retomar esa afición, pero ahora como una forma de hacer frente a un cuerpo y una mente algo fluctuantes.
Comencé a ir a una piscina climatizada al menos 5 días en semana, al principio era andar lo que hacía y poco a poco acabé nadando entre 30 y 40/45 minutos cada día. Aparte salía a pasear con Doky (mi perrete), cada vez recorridos más largos y en los que yo misma complicaba el trayecto para superarme y fortalecerme, aunque hacerlo jugando con Doky era algo muy agradable y fácil.
Me conseguí así quitar una de las muletas, después de 3 años.
Decidimos cambiar de coche por uno automático, puesto que mi lado malo, en el que la enfermedad se ha cebado más, es el izquierdo y en consecuencia mi pierna izquierda estaba bastante tocada. Ni que mencionar la sensación de libertad y liberación que me dio el no tener que depender para todo lo que quisiera hacer y, recuperar esa autonomía fue otro pequeño gran paso.
Estuve otros dos años más con la natación, pero no conseguía avanzar lo que deseaba y aproveche un parón y cierre de unos meses en la piscina para ir a un gimnasio en el que también encontré a gente que sabía atender mis necesidades.
Ahí comencé haciendo TRX, sin descuidar ninguna de mis otras rutinas. Poco a poco, a pesar de los brotes que iban dándome de vez en cuando y que suponían un parón total, al cabo de unos meses me quité la otra muleta, llevando siempre un bastón plegable por si acaso.
Necesitaba hacer más cosas que me hicieran superarme y necesitaba metas, comencé con la cinta del gimnasio andando y al poco a correr muy despacio y con miedo, después con ciclo-indor..., etc.
Al poco y a pesar de los comentarios en contra, me apunté a una carreta popular de 5 km a favor de la Esclerosis Múltiple, lo que supuso una de las sensaciones más maravillosas que podría sentir. Cruzar la meta con Antonio, que es un aficionado al atletismo y ha participado en medias maratones, significaba darle una patada a la maldita enfermedad y a los últimos 5 años que me había hecho pasar, fue algo totalmente renovador.
A día de hoy he participado en carreras populares, 2 veces en la San Antón de Jaén (10km..., no me "dejan" participar en carreras de más recorrido por el estado y nivel de mis lesiones); la última, quedando 5ª en la categoría de discapacitados.
Disfruto corriendo, disfruto practicando otros deportes, disfruto viviendo y disfruto queriendo NO RENDIRME.
Tengo momentos duros y malos en los que me vengo abajo, pero ahí esta ÉL siempre y LOS de siempre. Cuando miro atrás, veo que no podía ni bañarme sola y estoy corriendo, que no podía apenas leer 5 minutos seguidos y ahora me centro en estudiar..., y así, miles de cosas.
En esta vida todo es cuestión de actitud y ganas, nada es tan difícil como para no intentarlo al menos.
Me encantaría saber que mis palabras llegan a alguien y le sirven de aliento.
Un saludo y abrazos muy fuertes y, gracias por estar ahí.
Carmen Tiemblo Blázquez.
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