Alejandro Bianchetti
Alejandro Bianchetti
Me llamo Alejandro Felipe Bianchetti y tengo 52 años. Estas palabras sólo tienen una finalidad..., ayudar al resto, contagiar y superarse para ser mejor persona.
No tienes idea cuanto puede cambiar tu vida un diagnóstico de ELA, al principio te enojas con todo, incluso con la vida, luego aceptas y te conformas, por último tienes dos opciones, una es resignarse y dejar que el proceso avance naturalmente, ya que no hay cura ni remedio, ni tratamiento clínico que la detenga, aunque sea (medicina tradicional) en el proceso..., la gente te va dando su apoyo pero de a poco se va alejando de ti, desarrollas emociones muy angustiantes, contradictorias, mientras tu cuerpo comienza a deteriorarse y es el día a día quien te lo demuestra cotidianamente, la realidad comienza a romperte duro en la misma nariz. Hasta tu misma familia se aleja por miedo, depresión, frustración o lo que fuese y en algunos casos, como el mío, hasta tu pareja se aleja.
Todo suma al caos y la angustia desarrollando interiormente más conflictos emocionales, mientras los síntomas se alimentan de ellos de forma inmediata y ves el avance violento del deterioro.
Parece que tocas fondo y todo se termina, pero a diferencia de otras enfermedades, el proceso es lento desalentador y dependiente la esclerosis lateral amiotrófica debe ser una de las enfermedades más crueles, justamente por ello, porque no hay fondo en esta patología, siempre es más profundo.
¿Te suena muy duro el relato?, Imagínate a quienes la sufrimos atrapados dentro del cuerpo con plena conciencia.
La segunda opción es no renunciar, aunque casi nadie esté a tu lado, aunque te encuentres sólo, de hecho nadie puede ayudarte, tan sólo acompañarte con sincero afecto, no es mi caso, estoy literalmente sólo, y aunque tus cercanos familiares reaccionen de manera extraña y el resto nos mire con lástima con mensajes afectuosos y solidarios, seguimos solos y nadie absolutamente nadie puede ayudarnos.
Yo decidí elegir la segunda, no renunciar a la vida, tengo razones importantes, Liz Antonella, 6 años, mi piojita hija que vive con su mami a 1.600km. Y Saritah, 9 años, la grande hija del corazón a quien con dedicación y amor crié, también vive en Puerto Iguazú. Ellas son el motor y mi amor por verlas crecer el combustible, y aunque eso no cambie nada aún, ya que la realidad me encuentra sólo acá, escribiendo estas líneas, mi decisión fue dar lucha intensa a esta enfermedad, no renunciar a verlas crecer y el problema es ganarle tiempo al destino, torcerle el brazo a la adversidad, pegarle en la mismísima cara a la ELA un fuerte cachetazo, alguno se asombrarán, otros cuestionarán el método, nada importa más que lograr el tiempo extra.
¡Esa fue mi elección! La experiencia de vida me ha demostrado que siempre se puede caer más profundo y que hay dos factores que cuentan, la actitud y el tiempo ¡que todo acomoda!.
Yo doy pelea, la vida es mucho para ser insignificante, por eso lucho honrándola. No renuncio y con esa actitud ya tengo la mitad del partido ganado, desafiando absolutamente el diagnóstico y el pronóstico de la atrofia progresiva muscular y el fantasma de la muerte, con quien suelo charlar profundo todas las noches antes de dormir para hacerme su amigo..., a ver si me explica y confía en mí, ¿ cómo hacer para ganar ese tiempo extra?; y aunque aún no me contestó, si puedo sentir que el universo conspira y se enamora de un corazón inquebrantable como el mío y debe ser amigo de ella porque en mi mente (la muerte y su estigma) ya me soltó y mi cuerpo ha detenido su deterioro y como todos saben ahora volví a correr, como cuando me diagnosticaron, la primera carrera la hice para alentar y motivar a mi entorno familiar de que iba a dar lucha, aunque parece no haber dado resultado...,ya que estoy solo en casa.
Las carreras me llenan de emociones positivas que obran biológicamente a favor de mi organismo y estoy teniendo alguna que otra recuperación.
Por eso correr es metafórico y hermoso, ¡debo llegar a la meta aunque duela y sea imposible por las distancias que corro!, pero lo hago con la máxima expresión de mi esencia.
La cosa es...
¿Habrá tiempo?, ¿Llegaré a ver como todo se acomoda?, ¿podré volver a disfrutar el amor sincero e incondicional de un abrazo o un beso de mis hijas?, ¿podré volver a salir y disfrutar con ellas jugando?, ¿podré vivir sus 15 o más aún, sus hijos, mis nietos?.
La respuesta es..., nadie sabe pero, acá, estoy dando lucha contra todo de una forma única desesperada y tenaz porque mi esperanza viene demostrándome que ve lo invisible toca lo intangible y logra lo imposible.
Y todo esto ha contribuido a que sea mejor persona.
Ojalá tengas el tiempo de leer estas líneas salidas de mi alma hasta el final por advertirles cuanto puede cambiar tu vida estas tres palabras..., Esclerosis Lateral amiotrófica...
#historiasdesuperacion
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