Fabiola Ballesteros
(Persona que cuida)
Fabiola Ballesteros
Saúl es nuestro tercer hijo, somos una familia numerosa, nació el 19 de julio de 2019, fue un niño muy deseado, teníamos muchas ganas de tener hijos, el mayor se llama Juan Pablo, tiene 13 años, luego Sofía que tiene 5 y Saúl, que tiene 16 meses. El embarazo con Saúl fue normal, pero al nacer, a las poquitas horas, nos dimos cuenta que algo no iba bien, el diagnóstico fue una enfermedad congénita que se llama enfermedad de Hirschsprung. Yo soy Fabiola, su madre y entre todos cuidamos de Saúl y compartimos esa responsabilidad. Aunque yo sea la cara más visible.
La enfermedad de Hirschsprung es una falta de neuronas en algún tramo del intestino grueso y termina en el ano, es decir, donde empieza la falta de neuronas, acabaría al final del ano. lo que significa que no hay tránsito, con lo cual no puede hacer caca por el ano. Actualmente es portador de una ostomía pediátrica, le hicieron una ileostomía que hace que él tenga una bolsa, donde deposita las heces, pegada en el abdomen.
Recibir el diagnóstico de Saúl ha sido complicado, porque a día de hoy no está diagnosticado cien por cien con esta enfermedad. Siguen haciéndole pruebas, es una sospecha porque las pruebas médicas indican una cosa, pero su intestino se está comportando de una forma diferente. A pesar de todo esto, fue un palo muy grande porque, cuando te quedas embarazada y decides tener otro bebé, la expectativa es otra, porque siempre piensas en tener un bebé sano. Nunca te planteas que va a venir enfermo, fue un palo para toda la familia del que, poco a poco, nos vamos recuperando porque hemos aprendido a vivir con la enfermedad.
El desarrollo de la enfermedad ha sido un poco largo. A las veinte horas de nacer tuvieron que hacerle una cirugía de urgencia, entro al quirófano muy malito y nos tuvimos que despedir de él, nos dio tiempo a bautizarle y le hicimos un bautizo en peligro de muerte; luego, a los veinte días, tuvo una perforación en el intestino grueso. Todos estos acontecimientos los hemos ido sobreviviendo, no los hemos ido viviendo. Al final, lo que hacíamos, era ir viviendo los acontecimientos según iban viniendo, pero ni los gestionábamos ni los transitábamos.
Desde que nació Saúl hasta el día de hoy, tiene en su cuerpecito, cinco operaciones, tres de ellas han sido muy complejas, en las que ha estado en peligro de muerte, ha tenido una asepsis, translocación bacteriana, perforaciones y ha habido obstrucciones intestinales. En enero se le hizo un intento de conexión, de reconstrucción de intestino y cerrar la ileostomía pero no funcionó, aunque las pruebas médicas decían que se podría cerrar, su intestino se comportó de forma distinta a la esperada. Te tienes que enfrentar a una reconexión frustrada, donde las expectativas estaban muy altas y eso fue un palo muy grande para la familia.
Hubo in ínterin durante la pandemia, cuando estuvimos en el confinamiento, a mí me dio un bajón muy fuerte y la realidad vino a mí de una forma explosiva; a pesar de que iba sobreviviendo a los acontecimientos, en aquel momento, con tanta incertidumbre sobre lo que iba a pasar, me dio un bajón muy grande. Pedí ayuda externa, llame a una psicóloga y gracias a ella y a el trabajo de todos, fuimos gestionando todas las emociones, ir transitando por todas las experiencias que habíamos vivido para asumir que a Saúl le acompañaba una enfermedad pero esa enfermedad no le definía.
La ileostomía de Saúl, no le define, le caracteriza, pero no le define. Cuando lo asumes, la vida cambia, tu despertar por la mañana, cambia, y lo que hicimos fue revertir la situación con un gran trabajo personal y espiritual.
Nuestros hijos, Juan Pablo y Sofía tienen conocimiento de la enfermedad desde el primer momento. No les hemos dicho que hermano se va a curar mañana ni tampoco que se va a morir mañana. Hemos ido acompañándolos durante todo el camino, hablándoles en su idioma, pero contándoles la verdad. Esto ha sido muy bueno para la familia.
La psicologa, me recomendó escribir, tenía que volcar lo que tenía en la cabeza, a un papel. Me puse a escribir y al poco, empecé a experimentar un sentimiento de egoísmo, estaba escribiendo para mí, no lo estaba haciendo para mi familia y tampoco lo estaba haciendo bien porque siempre me estaba acordando de todo lo que habíamos pasado desde que salimos del hospital, de la poca información y formación que hay sobre enfermedades raras, sobre la enfermedad de Hirschsprung, sobre la ostomía pediátrica y el poco personal que hay especializado como estomaterapeuta pediátrico en los hospitales públicos. Me empecé agobiar y me dije, ¿por qué lo que escribo no puede ser para otras personas? Lo comenté con la psicóloga y le propuse abrir un perfil en Instagram, donde fuéramos contando recuerdos de cómo vivimos la enfermedad, como es vivir con una ostomía pediátrica y las carencias que existen y las dificultades que nos encontramos. Con esto quería hacer un trabajo de resiliencia, pero también un trabajo de información y de poder visibilizar algo para otras familias que puedan estar ávidas de información que no tienen.
Saúl ha venido para darnos un testimonio de amor, pero también ha venido para darnos cuenta de que nosotros también tenemos una enfermedad propia, unas miserias internas propias, no sabemos vivir. Solo cuando viene la enfermedad y toca a tu puerta, te das cuenta del verdadero motivo de la vida, y Saúl, cuando llega a nuestras vidas, destapa todas esas miserias y te das cuenta de que vives en una enfermedad constante, que es tener los ojos cerrados, tener los oídos tapados y tener la boca tapada para no decir te quiero, para no escuchar a los demás, para no tener los ojos abiertos y poder fijarnos en la belleza de cada día.
Trabajo en casa, cuando quedé embarazada de mi segunda hija, me echaron del trabajo y cuando decidimos tener a Saúl, teníamos una perspectiva de buscar trabajo fuera de casa, pero es completamente imposible, porque la conciliación familiar brilla por su ausencia. Mi marido trabaja fuera de casa y doy gracias a Dios por ello, porque Saúl, necesita muchos cuidados en la ostomía y cómo va creciendo, para el cambio de dispositivo con la bolsa, se necesita ayuda, como se mueve mucho se tarda mucho tiempo y si estás acompañado, es mejor.
Hemos tenido muchas limitaciones desde el principio, hasta el día de hoy, porque no hay ni formación, ni información, y si la hay es mínima y escasa. Hay muy buena voluntad, nos hemos encontrado en los hospitales gente maravillosa, pero en el momento en que te vas a casa es sálvese quien pueda y búscate la vida.
Nosotros tuvimos que peregrinar mucho para poder encontrar una estomaterapeuta pediátrica, que además está fuera de nuestro hospital, actualmente en la Comunidad de Madrid solo hay dos estomaterapeutas pediátricas, en el Doce de Octubre y en La Paz. Nada más. Es una limitación importante, porque necesitamos citas con esta persona y está saturadísima y además esta persona se va de vacaciones, como todo hijo de vecino, pero la enfermedad no entiende de vacaciones, la ostomía te puede sangrar hoy, a las cuatro de la mañana, y necesitas que te vea un especialista.
Otras limitaciones, es que nos ha limitado mucho las salidas y los viajes, porque el aspecto dermatológico de la piel, no está del todo controlado y no podemos alejarnos mucho. Tenemos limitaciones con la alimentación, no hay mucho escrito sobre que puede comer, puede comer de todo, pero no todo le sienta bien. El material, los productos, también suponen una limitación, somos cinco en casa y no todo entra en la Seguridad Social, y lo que entra no te lo dan gratis. Tenemos unos gastos muy importantes de farmacia porque los productos que le vienen bien a la piel, no están dentro de la Seguridad Social. Nos ha cambiado nuestra rutina, a lo mejor haces un plan para el día siguiente y lo tienes que cambiar porque a lo mejor está fatal de la piel y no le aguantan los discos.
Nos ha cambiado también a nivel social y familiar y mucho más con la COVID. Antes si teníamos que ir con los otros niños al médico, siempre podías dejar a Saúl un momentito con algún familiar, o algún amigo, pero ahora ya no puedes.
Limitaciones hay bastantes, pero no pasa nada, porque todas tienen una solución y se van solucionando, hay algunas que no se pueden solucionar pero se van asumiendo y buscamos alternativas.
Soy poco de consejos porque creo que es la experiencia la que te lleva, pero con el corazón en la mano diría que una enfermedad rara no es un impedimento para disfrutar la vida, porque al final sale adelante.
Otra cosa importante es… calma, porque cuando llega un diagnóstico de este tipo, dentro de ti, te vuelves un poco loco, entonces te dices… calma, si, lo que está pasando es real, pero eso es típico, es decir, los momentos malos, aunque sea una enfermedad crónica, también van a pasar y va a venir un momento ed paz y tranquilidad. Es muy importante estar atento a eso para poderlo vivir bien.
Transitar por la emociones, no hay que dejarlas de lado, hay que escucharlas con mayúsculas, hay que hacerles caso porque solo así se irán colocando en su sitio y se podrán gestionar. Las emociones no se van, se esconden, y el día menos pensado salen. Hay que prestarles atención para poder gestionarlas bien.
La enfermedad no define a Saúl, no le define la bolsa, solo le acompaña, hay que buscar todo aquello que te defina a ti, a tu hijo, a tu familia, para darle valor e importancia. Si solo nos fijamos en la enfermedad y en el problema es complicado. Animo mucho a revertir esa situación, a darle la vuelta diciendo… “eso no le define, lo que define es el otro abanico de más cosas”. Hay días malos, en esta casa no vivimos en un arcoíris lleno de brillantina, además tenemos más hijos que tienen otras necesidades, pero hay que tener la cabeza puesta en lo importante.
Ahora la situación está estable, en el sentido de cómo estamos involucrados todos, cada uno con una responsabilidad adecuada a su edad, estamos estables porque sabemos lo que tenemos que hacer en cada momento. Seguimos todavía en acople, por decirlo de alguna forma, tenemos muchas aristas que pulir y también estamos esperando, porque estamos a expensa de dos operaciones más, de repetirle una biopsia y todo eso, genera incertidumbre, con lo cual, genera estrés y angustia pero seguimos trabajando.
Esto es una carrera de fondo, vamos poco a poco, partido a partido, como dice Simeone, vamos a ver qué pasa hoy. No vamos a proyectar mucho, ojalá pudiéramos, pero incluso, el que no vive con la enfermedad, no debería proyectar tanto, porque cualquier cosa puede pasar y luego la frustración nos come.
Vamos a vivir ahora, pero de una forma consciente, queriendo vivir el ahora.
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