Josué Ramos, Enfermedad de Crohn, Coruna, A, España.

Enfermedad de Crohn

"Poco a poco..."

Josué Ramos

Josué Ramos

Imagen de perfil de Josué Ramos, Enfermedad de Crohn, Coruna, A, España

Se suele decir que el Crohn se acomoda en el aparato digestivo de uno, pero en mi caso esa descripción duró poco. No tardó en querer explorar y conquistar otras partes de mi cuerpo. Ha sido descrito como "curioso", "peleón", "desesperante" o cosas peores por los mejores profesionales que me han atendido; según cómo nos pillase el día. Pero lo importante es que todas las heridas que me ha provocado son ahora cicatrices. Después de muchas sorpresas, varias operaciones y una ileostomía, soy una persona nueva, en muchos sentidos, y casi diría que se me perdió en alguna de las resecciones que me hicieron. Voy para cinco años en fase de remisión.

Se van a cumplir 25 años desde que me diagnosticaron Crohn. Tengo 33, así que mi vida anterior al diagnóstico es cada vez más difusa, casi un sueño ya pasado; ráfagas de recuerdos sueltos. Desde niño, siempre que leía experiencias de diagnósticos de otros pacientes, leía cómo les había cambiado la vida, trastocado los planes, obligado a replantearse cosas. Yo, en cambio, crecí y me crié adaptado a ello. No supuso para mí un trauma en este sentido, pues no recuerdo mi vida sin Crohn.

Eso no significa, claro está, que, me guste o que no, lo haya pasado mal. Que un niño de ocho años fuese diagnosticado en Crohn a mediados de los 90, sin antecedentes de casos similares en kilómetros a la redonda, no fue fácil ni para mí, ni para los profesionales que me atendieron. Sin embargo, formar mi vida en torno a ello, supuso ir viendo mis limitaciones llegar antes que a las del resto de amigos: jugando al fútbol, comiendo, saliendo de excursión...

Lo que peor llevé fue la época de adolescencia. Claro, quería más libertad y empezaba a querer una vida para mí, pero justo entonces, al señorito se le ocurrió ponerse peleón y tenerme de casa a urgencias, de urgencias a casa, casi continuamente durante meses; lo cual supuso un desgaste enorme y la confirmación de que una vida normal estaba vedada para mí. Había dejado el bachillerato a medias, había renunciado a una carrera, y  me había dedicado a adquirir conocimientos de mil materias por mi cuenta, además de a dedicarme a leer toda la ficción que pasó por mis manos, hasta que yo mismo decidí empezar a escribir.

Llegó el momento de la ileostomía. Mi cuerpo dijo basta tras años de luchar. El colon llevaba ya demasiado tiempo en huelga y, o nos sentábamos a negociar un acuerdo, o esto iba a acabar mal.

Pero todo salió tan bien que decidí marcarme un plazo razonable de recuperación y, pasados esos meses, salir al mundo a encontrar un trabajo, independizarme y demostrarme a mí mismo que ya no estaba tan limitado como todos creíamos. Ponerme a prueba y forzar las fronteras.

He de decir que, nada en la vida me ha dado tanta autoestima y me ayudó tanto en mi desarrollo personal, como haber tomado esa decisión. No ser inconsciente ni cerrar los ojos a la realidad, pero sí tomar el miedo en su justa medida y dar la espalda al miedo paralizante, al prejuicio, al no se puede... ¡Y lo conseguí! Y no lo logré yo solo, sino que tuve la ayuda de una gran cantidad de gente a mi alrededor, incluso de esos desconocidos que son tus amigos durante días o minutos. Esos que recuerdas qué te dijeron o qué te hicieron sentir, pero de los que ya no tienes ni su nombre ni su rostro en mente.

Desde entonces, soy otra persona, me siento como si el Crohn fuese un recuerdo pasado —aunque a veces tose un poco para demostrarme que sigue aquí— y no he vuelto a tener brotes. Pero, pase lo que pase, he ganado mucho como persona y he aprendido valiosas lecciones que ya no voy a olvidar y que seguiré compartiendo con los demás.  

"Mi lema vital sigue siendo "paso a paso". Escalón a escalón. Cuando te des cuenta, ya estarás en el siguiente piso"

Foto de la historia de salud de Josué Ramos, Enfermedad de Crohn, Coruna, A, España

Mi dia a día se ve condicionado en ocasiones por el tiempo atmosférico. Los fríos, las lluvias, las nieblas...

Sin embargo, no dejo que esto ni mis limitaciones físicas me condicionen. No son  los límites que se me han impuesto sino las reglas con las que juego para ganar. Y se puede ganar. Batallas cada día. Y grandes guerras, aunque salgamos con cicatrices de ellas.

Día a día, paso a paso, escalón a escalón. Nadie llega a la azotea para respirar aire fresco mirando constantemente hacia arriba. Se llega mirando hacia el suelo, hacia los pies, para no tropezar. Porque lo que importa es el siguiente paso. Escalón a escalón, piso a piso... Hasta lograr tus metas.

Desgrana tus metas en pequeños pasos, a medio y corto plazo, y céntrate en ir paso a paso. Ir logrando pequeñas metas te hará ganar autoestima para seguir avanzando. Y avanzando, avanzando, llegarás a conseguir premios enormes.

No eres el primero ni el único que pasa por esto. Hay otros como tú y salen adelante. Han pasado por situaciones peores, con mayor desesperación, menos ayuda, menos entereza, sin esperanzas, sin fortaleza moral, y han salido adelante. Tú también lo lograrás. Estoy convencido de ello.

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