María Abril
María Abril
Tengo 34 años, sufro endometriosis y otras enfermedades asociadas a esta, como fibromialgia, colon irritable, migrañas, depresión, ansiedad y fenómeno de Raynaud. Hace 15 años pusieron nombre a mis dolencias, una palabra que no había oído nunca y que no entendía como tanto dolor me limitaba y aún a día de hoy continúa limitándome tanto mi vida diaria.
El día que me diagnosticaron la enfermedad, me encontré perdida, sola y sin respuestas, cuando las tuve, supe que no quería ver a otra chica en mi situación. Creo que compartir experiencias o más bien, vivencias, siempre ayuda, sobre todo a comprender y dar apoyo y eso es lo que pretendo con la mía.
Estoy convencida que tengo endometriosis desde que me vino la regla por primera vez con 11 años, desde ese día empecé con mucho dolor, eran días en los que me quedaba en el sofá, recuerdo que mi madre me daba natillas para tener algo en el cuerpo, porque no quería ni comer, no podía ir a clase, ni moverme del mismo dolor, planes que no podía llevar a cabo nunca y amistades que fui perdiendo por incomprensión.
Los dolores nunca se fueron, al contrario, siempre iban a más. Cuando tenía 20 años, tuve un fuerte dolor que fue motivo de ingreso y mi primera operación, sin saber que ocurría. En las revisiones posteriores no me hacían pruebas y apenas caso a mis dolencias. Tuve que acudir a consultas de clínicas privadas y una vez que me hicieron todas las pruebas, me dijeron que tenía "endometriosis". Recuerdo que salí de la consulta, miré a mi madre y le dije... que debe ser eso? por vergüenza no pregunté y ese día aprendí que no salgo de ninguna consulta más sin tener las dudas aclaradas, el primer diagnóstico que me daban, sin información, dando por hecho que yo debía de saber lo que era. Directamente no puedes afrontar tan poca información y todo eso hizo que cayera en depresión, estuve varios años perdida e incomprendida, donde lo único que oía era que para recuperarme debía quedarme embarazada y todo acabaría.
En el 2009 me ingresaron de nuevo, esta vez de urgencias, tuvieron que operarme y fue cuando me diagnosticaron por la Seguridad Social, que tenía "endometriosis profunda ovárica bilateral rectovaginal", una endometriosis de grado IV.
Al cabo de los años, tuve la suerte de poder quedarme embarazada de forma natural. En 2012 en el parto perdí gemelas, fue un embarazo complicado. Estando de 5 meses me hicieron una transfusión feto fetal, al día siguiente una de ellas no lo había superado. Ese mismo día empezaron las contracciones y al tener riesgo de parto y ser muy prematura, me colocaron un pesario (un anillo que sujeta el cuello del útero y que impide que dilates), dos meses más tarde me puse de parto, se hizo una fisura en la placenta estando en consulta para una revisión, me ingresaron y al cabo de unos días, tuve desprendimiento de placenta, hicieron cesárea de urgencia para sacarme a las dos niñas, pero ya no se podía hacer nada más y perdí también a la segunda.
Seguidamente me quedé embarazada dos veces más, de nuevo mis embarazos fueron complicados, empezaron con amenaza de aborto, se consideraban de riesgo y al cuarto mes, iniciaba con contracciones y no cesaron hasta el parto, eran intensas, seguidas y muy dolorosas, las cuales la mayoría de ellas, tenía que terminar en urgencias para controlarlas y evitar un sufrimiento fetal o iniciar el trabajo de parto, antes de lo previsto. En estos dos últimos embarazos, me puse de parto a los ocho meses.
A los cuatro meses de la recuperación del segundo parto, vinieron los dolores de nuevo, había mucha inflamación, no aguantaba las 8 horas de trabajo, la medicación fue en aumento para controlar el dolor, los sangrados eran abundantes y exactamente lo mismo me ocurrió con el tercer parto, lo que todo eso sucedió mucho antes que el anterior y hasta ahora, así que, con mi experiencia, puedo decir que quedarse embarazada no ha curado mi enfermedad.
Para superar todo esto o más bien, para llegar a comprender esta enfermedad, he necesitado durante años y sigo necesitando a día de hoy ayuda psicológica, el apoyo de mis familiares, sobre todo de mi marido, que es la mayor compresión y el primer punto de apoyo que tengo para seguir hacia delante, sin su ayuda no sería quien soy y sin olvidar esa gran familia que encontré al buscar información, compañeras que detrás de sus palabras, entendían lo que te ocurría y que siempre están cuando más lo necesitas. Así se creó Esendo, una agrupación donde puedo decir que, aparte de informar, ayudar, comprender y dar apoyo, están mis mejores amigas, unas personas increíbles, lo mejor que me ha dado esta enfermedad.
A día de hoy puedo decir que mi calidad de vida no es la misma, más bien ha empeorado y no se ha conseguido estabilizar ni con los embarazos, ni con las intervenciones, ni con tratamientos hormonales. Las migrañas son a diario, apareció la fibromialgia diagnosticada hace ya tres años, el dolor pélvico es mucho más intenso, en cuanto a la medicación, no puedo suspender el tratamiento, la depresión se ha vuelto crónica, ya que es difícil afrontar que eres joven y tu calidad de vida está mermada por varias enfermedades.
Aun así, intento los momentos buenos, que son pocos, vivirlos al máximo dentro de lo posible, sin poder hacer planes en un plazo de tiempo corto, porque no sé si podré llevarlo a cabo, así que pienso que sin planear se afronta mucho mejor, disfruto de esos instantes con los míos; mis dos hijos y mi marido.
Detrás de cada enferma, hay una familia que sufre porque no sabe cómo tratarnos y se sienten impotentes al vernos en la situación que estamos, así que por ellos debemos hacer ese pequeño gran esfuerzo y brindarles también apoyo y ayuda, que muchos de ellos la necesitan igual que nosotras.
El consejo que me gustaría dar con mi historia, no es dar pena, horrorizarse, perder la esperanza o seguir perdidas, sino todo lo contrario, apoyarlas, decirles que no están solas, que somos muchas las que sufrimos esta enfermedad, que sigan luchando por ellas mismas, que busquen buena información en grupos de apoyo como Esendo, donde se les ayudará en todo lo que necesiten tanto a ellas como a sus familiares y que busquen los especialistas derivados a la unidad de endometriosis según sus comunidades.
Y si de algo ha valido contar mi historia, tan sólo con esto, siento que ya ha valido la pena y me doy por satisfecha.
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