Gustavo Correa Agudelo, Dolor en el cuello, hombros, brazos, manos, falanges , base de la columna y cadera, Fuera de España, Colombia.

Desde un primer momento ha sido muy difícil de afrontar mi situación, pues te cambia totalmente tu universo, ya que empiezas a padecer una limitación física que te impide vivir normal y adecuadamente, por razón de unas enfermedades que en cierto modo merman tus deseos por querer vivir, pues te baja mucho la autoestima y hace que te aísles de los demás, ya que prefieres estar tranquilo y en paz con tus dolores y padeceres.

Durante mi transcurso de estas patologías, he visitado un sinfín de médicos, la mayoría fríos, distantes, ajenos a tu condición y dolor, a tus sentimientos, que por llevar simples formalismos catedráticos no se sitúan en tu mundo, lo que más te aburre y te causa frustración, pues lo que menos quieres, es hallar personas que te estén señalando o juzgando sin saber cuál es realmente el universo que estas afrontando cuando por alguna enfermedad o calamidad de la vida, tu brújula se mueve de horizonte.

Al principio hice muchas terapias, sin mejoras, luego de esa luxación comencé a sentir muchos dolores en varias partes, es decir, ya no es la rodilla, que aún me molesta, me duele, desde abajo hasta arriba del hombro, la cadera, los dos pies, ambas rotulas,  por una tendinitis de hombro, me duele el cuello, los dos hombros, los brazos, sus articulaciones, las manos, los dedos, los huesos y la piel, es enloquecedor, pues es un dolor que es intermitente y a veces ni con el descanso lo superas.

He tratado de apoyarme en mis familiares y amigos, pero nadie te entiende, por lo que entiendes que es una lucha que solo es tuya, y al menos yo, con humildad lo he afrontado, pese a los temores, los rechazos, la negatividad, tu frustración personal, y tratas de sopesar tu realidad y condición, redarguyéndote muchas veces, entre si estas loco, triste, enfermo y tratar que los demás a tu alrededor también lo comprendan.

Desde pequeño he desarrollado una capacidad de resistencia ante el dolor, lo que no me ha llevado a exteriorizarlo y hacerlo más propio, es decir, sufrirlo en silencio, salvo cuando ya por gravedad disminuya tu resistencia y soporte físico, pero por lo regular, trato de vivirlos como una experiencia más de vida.

Llevo más de tres años en situación de discapacidad, debido a esa lesión desafortunada de rodilla, que cambió mi vida por completo y ahora acongojado por sus efectos en mi organismo, pues padezco de hipertensión, gastritis, síndrome de colon irritable, insomnio, posible artrosis, artritis, que sé yo, fibromialgia..., pérdida del apetito sexual y existencial, gran irritabilidad y con frecuentes episodios de depresión.

TODOS LOS DÍAS, me acuesto con mis dolores en silencio y en silencio me levanto con ellos y siempre dándole gracias al Creador por todo. Me he ayudado con la alimentación, bueno al menos trato de hacerlo, cumplir con una dieta que te ayude a mantenerte supuestamente sano, pero siento últimamente que estoy perdiendo cada día el interés por vivir.