Rocio PiÑero
Rocio PiÑero
Soy Rocío, actualmente tengo 28 años. Me diagnosticaron mi enfermedad con 18 años, pero fue a los 22 cuando, como consecuencia de un brote bastante fuerte, me pusieron mi primera bolsa. Desde entonces he sido operada en cuatro ocasiones, he tenido tanto colostomia como ileostomia, y en la actualidad me encuentro con una extirpación del colon completa (reservorio). No tener colon afecta, es un proceso de adaptación a una nueva forma de vivir, pero al fin y al cabo se trata de eso, disfrutar del día a día y aprender a SER FELIZ.
Con 18 años me diagnostican la enfermedad, tenía muchos problemas de estreñimiento y sangrado cuando iba al baño y en una revisión con el médico me dijeron que tenía una enfermedad que se llama colitis ulcerosa, que tenía tratamiento, que no me agobiase y que el estrés afectaba mucho, que no era excesivamente grave y que tendría que convivir con ello.
A esa edad, no me daba excesivos problemas y lo llevé bastante bien, pero cuando tenía 22 años, a mi madre le diagnostican un cáncer de mama y con el estrés de esa situación es cuando empeoro mucho con mi enfermedad. Empiezo a ir muchísimas veces al baño, empiezo a sangrar y con muchos dolores de barriga. Ahí empiezan a ponerme tratamientos con inmunosupresores, ya que esta enfermedad es autoinmune y hace que tus defensas te ataquen a ti mismo, a tu intestino. La mala pata es que estos tratamientos no funcionan y me tienen que ingresar, estuve tres meses ingresada intentando no llegar a una operación, pero al final me tienen que operar.
Me operan, me quitan el trocito del intestino con tan mala suerte que después de la operación sigo con muchos dolores de barriga y a los cuatro días me tienen que meter en quirófano porque los dolores no se quitaban ni con morfina, y era que se me había perforado y abierto la sutura. Aquí es donde me ponen la bolsa de ostomía, que tuve durante dos años.
Después de la operación sigo con tratamientos pero seguían sin hacerme efecto y me obstruía la bolsa y no podía ni ir al servicio, fue bastante complicado. Deciden, entonces, quitarme el colon entero, pero yo tenía mucho miedo a los efectos secundarios de esa operación y lo que me podía suponer a mi salud y prefiero esperar un poco.
Llegó un momento en el que me tuvieron que ingresar ya con el colon en muy mal estado y ahí decido que es el momento. Me extirpan el colon entero y me hacen un reservorio, que consiste en hacer con el intestino delgado una bolsa con forma de jota y que tiene como misión contener las heces y te permite controlar un poco más los esfínteres. También me sacan la bolsa de ileostomía para que se cicatrice todo bien. En esa operación me dicen también que puedo perder la fertilidad pero al final salió todo bien.
Me quedo con la bolsa de ileostomía un año y medio y lo llevé bastante bien, sobre todo comparándola con la primera. En la primera tenía que ponérmela pero seguía con el problema, en la última por lo menos ya estaba curada.
Al año y medio me llaman para la reconstrucción para quitar la bolsa, sigo con el reservorio, ya llevo un año y estoy bastante bien. Vivo sin intestino grueso pero vivo, es el mejor resumen que se puede hacer.
Debido a la enfermedad de mi madre, intenté agobiar lo menos posible en la familia, fui a una psicóloga, que hoy en día, es amiga mía y me ayudó muchísimo. Busqué técnicas alternativas como yoga, flores de bach o acupuntura, para relajarme y llevarlo lo mejor posible, también me ayudó muchísimo. Empecé a hacer mucho deporte que me hizo sentir que tuviera lo que tuviera podría vivir con ello y llevarlo bien.
Al principio sufres un periodo de adaptación, me daba miedo salir porque no controlaba la bolsa y me tenía que cambiar, al principio fue más duro, duró seis o siete meses, pero el hablar con gente de fuera te ayuda, a la familia la preocupas, pero al hablar con la psicóloga sabía que no se iba a preocupar de la misma manera, simplemente estaba para ayudarme. Fue mucho más sencillo. También empecé a viajar, me fui a Madrid a estudiar y me apunté al gimnasio, como cualquier persona normal.
Por venir las cosas como han venido, me hice más positiva, más fuerte y lucho más.
Al final valoras que estás viva, que puedes disfrutar de tu gente, de tus cosas y lo que tenga que venir vendrá.
Cuando estuve en el hospital me di cuenta que hay mucha gente joven que tiene lo mismo que yo y no lo sabemos, por vergüenza o por pudor, es como que no lo asumimos. Decidí hacer un blog para hacerlo visible, y hacer ver que hay mucha gente en las mismas circunstancias.
Son circunstancias que hay que pasar, que no vale de nada encerrarse en uno mismo y preguntarse por qué a mí, porqué me ha pasado esto y lo que hay que coger son ganas y fuerza y decir… “vale me ha pasado esto, pero estoy bien, si me operan me van a quitar los dolores y voy a poder llevar una vida relativamente normal”, porque se trata de vivir, se trata de disfrutar y ser lo más feliz que puedas. Es adaptación, no te queda otra que aceptarlo y adaptarte a las circunstancias.
Es un proceso difícil y complicado y se pasa mal, yo lloré un montón, pero mirando hacia atrás, ves todo lo pasado y esas experiencias han hecho que seas mejor persona, te creas tus valores y tu manera de pensar y te dices…”ha merecido la pena”, ha hecho que crezca como persona. No hay mal que por bien no venga.
Se trata de pensar en todo lo bueno que tiene que pasarte en la vida y disfrutar. La toalla no se tira.
Es muy importante tener una alimentación equilibrada, que en mi caso me hace controlarme mejor, llevar una vida saludable y sobre todo sin estrés.
No tener colon afecta, es un proceso de adaptación a una nueva forma de vivir, pero al fin y al cabo se trata de eso, disfrutar del día a día y aprender a SER FELIZ.
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