Raquel Chica Cid, Colitis ulcerosa, Córdoba, España.

Bueno voy a empezar desde el principio; llevo cuatro años con la enfermedad diagnosticada y fue en Diciembre del año 2013 cuando me enteré de mi enfermedad.

En Agosto de 2013, estuve con una supuesta gastroenteritis durante todo el mes;  yo me encontraba muy mal, siempre estaba en el baño, no comía, ni bebía, simplemente estaba o en el baño o en la cama porque no tenía fuerzas.

Mi médico de cabecera me decía que era una gastroenteritis y me mandó un tratamiento que duraba unos días, dicho tratamiento me hizo efecto y empecé a recuperarme, luego vino la anemia y también estuve un tiempo con la medicación. Al cabo de un mes y poco estaba perfecta, pero no acaba aquí.

El 25 de noviembre tenía mi examen de conducir y volví a empezar con la famosa gastroenteritis; al principio no le di importancia porque lo achaqué a nervios. Pasados unos días no me encontraba mejor, al revés, empeoraba.

 Mis síntomas fueron más preocupantes, vomitaba mucosa y no paraba de ir al baño, aparte de las fuertes fiebres que no se me iban. Volví al médico y me dijo que eran mocos en el estómago.Yo no estaba nada bien y no aguantaba más, le dije a mi madre al día siguiente que me llevase al hospital, NO PODÍA MÁS. Al llegar al hospital un 14 de Diciembre, me hicieron pruebas y me dijeron que me tenía que quedar ingresada porque estaba deshidratada y desnutrida, a parte de la inflación en el colon. Las palabras de la médica fueron " Tranquila Raquel, para Navidad estás en casa";  ¿sabéis lo que pasó? que no estuve en casa para Navidad. Al día siguiente empezaron con las pruebas (resonancia y una recto-copia). Cuando obtuvieron los resultados, el equipo de digestivo vino  a mi habitación, yo estaba comiendo, y me soltaron sin más " Raquel no puedes comer, te vamos a tener que operar y ponerte una bolsa" yo empecé a llorar sin saber que tenía, me explicaron que tenía una enfermedad llamada Colitis Ulcerosa y que seguramente me tendrían que operar porque la inflamación del colon era grande. Me trasladaron a la unidad de sangrantes y estuve una semana y poco hasta que mi cirujano el 25 de Diciembre me dijo "lo siento Raquel, te tengo que operar, no podemos esperar más".

Mi operación fue de urgencia porque tenía un megacolon tóxico y se estaba perforando el colon. Bueno que contaros, estaba mal, me puse histérica, pero era lo mejor. Cuando desperté estaba muy dolorida y lo pasé mal. El día 28 de Diciembre tuve una hemorragia muy grande y estuve a punto de morir, porque la tensión me bajó muchísimo, pero gracias a mi ataque de histeria no me desmayé. Me volvieron a meter en quirófano para quitarme los 15 centímetros de colon que me habían dejado, pero cuando desperté supe que me habían cortado la hemorragia y ya está. El día 30 me volvió a dar otra hemorragia y volví al quirófano y tampoco me quitaron el trozo, porque los médicos se negaban a que una niña de 19 años tuviese la bolsa para toda su vida.

Gracias a ellos tengo la posibilidad de quitármela. Cuando comenzó el año empecé a mejorar a pesar de una infección de puntos que tuve y una neumonía y el 13 de Enero me dieron el alta.

A la semana de salir del hospital mi cirujano me mandó un tratamiento que tuve que interrumpir a los tres días porque un efecto secundario era perder el pelo y hasta ahora no he tenido ningún tratamiento.

Chicos tengo que deciros que no he vuelto a tener otra incidencia, otro bote o hemorragia en cuatro años.

Al principio me costaba pensar como podía tener esa enfermedad, ¿pero sabéis que?, me duró poco, me adapté a la bolsa y asimilé que tenía una enfermedad y soy superpositiva.

La bolsa me ha dado la vida, una segunda oportunidad y desde aquí os digo que se puede llevar una vida normal con ella.

Tengo mis secuelas como por ejemplo la ansiedad por el mes que estuve encerrada, porque no somos de piedra y aunque llevemos bien la enfermedad, siempre nos quedará algo.