Cristian Cappelli, Colitis ulcerosa, Almería, España.

Llevaba muchos años con colitis ulcerosa, siempre con tratamiento médico, con épocas buenas (muy pocas) y sobretodo épocas malas. Los que hemos sufrido la CU, o el Crohn, sabemos que somos unos incomprendidos sociales.

Solo el que lo sufre sabe como es. La incomprensión la sufrimos en el instituto, en la universidad, en la calle y en el trabajo. Lo mio llegó después de fallecer mi madre, en mayo de 2016. A los 4 meses, finales de septiembre, me empecé a sentir mal, de una manera que nunca me habia sentido, estos sintomas eran distintos para alguien que aprende a conocer su cuerpo y sabe lo que le puede o no hacer daño a su intestino. Iba al baño y hacia agua literalmente.

Llamé a mi digestivo y tenía cita, recién, para marzo del 2017. Pero a veces los milagros existen y a los 2 días me llamaron para adelantarme la cita para mediados de octubre. Mi digestivo, con el que tenia mucha confianza, me mando hacer una colonoscopia. Fue el 3 de noviembre y al despertar, me dijo que había visto un bulto muy extraño. Intenté ser positivo pero, el día 9, me llamó para confirmar lo que suponía. Tenia un tumor en el ciego. Había que operar y hacer una iliostomía. Sería permanente.

Caí en una depresión, no por la bolsa que llevaría, sino por el tumor y posterior tratamiento de quimioterapia. He visto mucha gente querida irse así. Pero días antes de la cirugía y ayudado por el apoyo que sentí de familia, amigos y compañeros de trabajo mi mente cambió. Empecé a creer que podía salir todo bien, quería ver crecer a mis hijos.

Así llegó ese 30 de noviembre y después de unas cuantas horas todo salió muy bien. 13 días de hospital y para casa, no se lo que tardó en cicatrizar y que todo volviera a estar más o menos en su sitio, pero mi recuperación fue rápida. Tan rápida que en febrero empecé con la quimio. Cada sesión eran 6 o 7 horas en el hospital, luego me llevaba un aparato a casa conectado al portacath que me pusieron, volver al otro día, otras 6 horas. Asi cada 15 días.

Opté por salir a caminar y al gimnasio, pese al cansancio y al aparato que llevaba colgado, comer mucha verdura y fruta, a pesar de q con la iliostomia no está recomendado, a mí me ayudó a que se pasaran antes los efectos de la quimio. Llevaba mi hijo al fútbol y a la niña a la gimnasia rítmica, sin importarme si alguien podría mirarme raro, mis hijos y mi esposa lo aceptaban y con eso me valía.