Sandra Elisabeth Gómez
Sandra Elisabeth Gómez
Mi nombre es Sandra Elizabeth. Soy una argenta española viviendo en Bélgica. Tengo 51 años y hace 1 año que soy paciente de cáncer de mama metastásico, estadio IV.
No sé cuánto hace que el cáncer está en mi cuerpo, pero no fue hasta febrero del 2018 que no hice caso a los dolores que sentía, el cansancio extremo y los estados febriles. Especialmente a que no podía caminar con normalidad, todo me dolía muchísimo. Se hacía difícil explicar dónde estaba el dolor y el problema que más me aquejaba. La doctora de cabecera no dudó, algo andaba muy mal. Ella misma se ocupó de que al día siguiente me realizaran mamografía y eco, analíticas etc., y en un día supimos que se trataba de cáncer. Así la derivación fue inmediata.
En cuanto a mi reacción emocional fue extraña, me acompañaban mis hijos y solo me salió mirarles con un gesto de: ¡no pasa nada!. También acababa de cumplir mis 50 y mi regalo pendiente consistía en ¡¡operar mis pechos!!, ¡Ya saben, mejorar mi aspecto! Levantar y la coquetería.
Así mi mente se quedaba en esa situación. Tal vez fué un mecanismo de defensa, no lo sé. Pero la verdad me salió así.
Recuerdo cuando ya me quedé sola en casa le hablé a mis senos (como si se trataran de un par de amigas a quien debía explicarme y disculparme) y les dije que yo no las quería allí y aunque siempre les daba quejas tampoco era para que me hicieran esto. No las quería ver mal y les pedí por favor que se estuvieran quietas y me dejaran tener una vida en paz.
En fin, me fui con una lista enorme de dudas a mi especialista: ¿cuánto tiempo debe pasar para la reconstrucción?, ¿que si se podía poner implante inmediato? Todo se centraba hasta ese momento en mis pechos, en qué pasaría con mi pelo, ¡¡todo!! Hasta encontrarme con esa mirada confundida y triste que intentaba decirme que nada de eso era importante. Que aunque tuviera un tumor en el pecho de casi 8 cm, no era opción la quimio, ni la operación. Que tenía 8 metástasis en mis huesos y unas de ellas (la más grande) en una parte vital. Que las quimios pueden atacar a un determinado grado de células cancerígenas y que cuando se tienen muchas, como en mi caso, pues las células buenas también serían atacadas. Que no hay de momento ningún tratamiento curativo y que tenía que centrar todo mi anhelo en detener el avance de la enfermedad e intentar cronificar. Que entendía que estuviera en shock y actuara con tanta liviandad pero que se trataba de mi vida.
Así mi tratamiento es la hormoterapia, cada mes lo recibo y tengo control con mi oncólogo. Creo que formamos un gran equipo al menos así me lo deja notar, él siempre me anima sin proponérselo, a pesar que él no habla español, ni yo el neerlandés, ambos nos entendemos, ambos queremos lo mismo y confiamos en que cada uno hace su parte. Uno sin el otro no funcionaría tan bien. Recuerdo que el primer día de tratamiento fue justo hoy hace un año y cuando entramos mi marido y yo al hospital estaba todo nevado. Al salir sorprendentemente ante nuestros ojos estaba el arcoiris y eso para mí fue una señal.
Hace poco más de un mes, en mi revisión mensual con resultados de scanner de tórax y otros estudios, ya no solamente han mostrado una estabilidad, sino que también una remisión importante ¡¡SÍ, REMISIÓN DEL CANCER!! Parcial pero remisión en fin y eso ¡es grandioso! Así, claro que es posible, como también un día será CRONIFICAR esta enfermedad, en eso me enfoco cada día. El cáncer podrá estar en mi cuerpo y causarme muchos contratiempo, quitarme algunas posibilidades, pero tengo algo a lo que él no tiene ningún alcance: a mi voluntad, a mis ganas de vivir y de superarme, a mi tranquilidad y mucho menos a mi felicidad.
Al menos no permitiré que me reste ni un solo de mis momentos mientras esté VIVA, ni que me convierta en una mujer triste, llena de quejas y amargura. Cuando flaqueo y dudo de mis fuerzas entonces acudo a mi mente y sensibilidad que me recuerdan que oncología infantil está llena de casos con pequeños niños luchando por vivir, que a la vuelta de la esquina hay uno y mil infortunios que limitan la vida con la muerte. Y de inmediato entiendo que mis miedos solo me restan, mi responsabilidad enorme junto a mis ganas de seguir a tope que pueda ser hoy, con mi futuro inmediato. ¡Lo demás ya vendrá como a todo el mundo!, ¡A tí!, ¡A é!l, ¡A ella!
Actualmente soy socia y participo activamente en una Asociación denominada Cáncer de Mama Metastásico en la que nos ayudamos unas a otras y recaudamos dinero para que se investigue más en nuestra enfermedad. Nuestro lema es #másinvestigaciónparamásvida.
No somos inmortales y todos deberíamos vivir con esa conciencia y concentrarnos en la vida y en lo que hacemos y como mejorar con lo que nos tocó.
El próximo día 8 tengo mi control mensual y seguramente volveré a encontrarme con esa pregunta que quedó en el aire desde la primera visita: ¿estás aún en shock? Pues no. El shock lo voy a producir yo cada vez que entre a la consulta y me vean cada vez más recuperada. ¡Sí un día a día, un mes a mes y un año a año, como ahora, toca festejar este gran milagro que es la VIDA!
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