Jose Roberto González García, Cáncer de estómago, Asturias, España.

Fue, un palo duro, sobre todo antes del diagnóstico porque es cuando tienes la incertidumbre de que no sabes realmente lo que pasa.

Yo tuve la mala suerte de ir al médico de cabecera y que me tomara un poco a chirigota, porque cuando fui y le dije lo que me pasaba que me encontraba más débil, que no tenía fuerza, que me encontraba muy cansado, que no era capaz a tragar bien la comida, su respuesta fue sencilla… "eso es de los fines de semana de salir, comer en exceso y beber en exceso".

Entonces claro, tengo que poneros en antecedentes de que yo un año antes justo, me habían hecho una artrodesis lumbar y me fijaron tres vértebras, dos barras de titanio y seis tornillos, casi ocho horas de operación;  entonces, como que el hacer el tonto pues ya no estás dispuesto a hacerlo, después de detener ese antecedente.

Tras intercambiar unas palabras no muy amables, me dio cita para ir… ¡A… unos martines pescadores qué guay!, estoy en un paraje precioso.

Tras ese encontronazo me mandó a digestivo y en digestivo me volvieron a decir lo mismo; todo lo cual volví a tener otro enfrentamiento con el doctor que me tocó allí por qué yo francamente me encontraba muy mal.

Entonces, bueno, de ahí ya me hicieron una gastroscopia. Vieron lo que había y de primeras me diagnosticaban como un cáncer gástrico. Me trataba cirugía porque pensaban en operarme pero tras hacerme pruebas y demás vieron que tenía el 75% del hígado tumoral, entonces no podrían hacer ningún tipo de operación porque me tendrían que bajar defensas y entonces el cáncer me invadiría; pues ya pasé a cargo de oncología donde me hablaron de un ensayo clínico que me podía dar una calidad de vida bastante más alta que solo con la quimio y tras esperar un mes pues di positivo en un gen que me hacía una persona que encajaba en el ensayo un 90%...

Pues bueno,  atrás ese mes ya empecé con el tema de la quimio y el ensayo clínico y ya con la primera sesión de quimio. Mi vida cambió, cambio en el sentido de que yo soy una persona muy inquieta, necesito actividad a pesar de que no lo aparente porque estoy así como pasado de peso y esas cosas,  pero yo siempre necesito de actividad, necesito motivación, necesito hacer cosas, necesito tirar para adelante y demás y bueno, si lo haces en la vida normal con ciertas cosas ¿por qué no hacerlo también con la enfermedad?.
 

Más que nada por mi madre que es muy aprensiva, decidí que esto fuera una pelea y seguir la línea recta y tirar siempre de frente y en modo positivo… a luchar a luchar por una sencilla razón, porque no tenemos ningún mando como toda cámara para darle al pause y parar la vida;  la vida continúa, estés enfermo o no estés enfermo, entonces,  ¿por qué desaprovechar la vida estando enfermo?... pues no,  yo consideré que no; habrá cosas de las que no podré ser capaz de hacer, pero hay muchas otras que sí,  porque esas cosas que sí puedo hacer no las voy a hacer más;  yo prefiero salir y disfrutar del sol, disfrutar de salir a caminar un poco y tomar un café o hacer cosas para que mi mente no esté todo el rato pensando en la enfermedad por así decirlo.

Tras ocho sesiones de quimio la oncóloga me recomendó empezar a hacer ejercicio físico, más que nada porque uno de los medicamentos que me ponía junto a la quimio afectaba a nivel ventricular, bajaba el rendimiento de flujo de sangre y era bueno que lo activara porque estaba como muy al límite el porcentaje que se requería para poder seguir dentro del ensayo clínico; la manera que tuve pues fue empezar a andar en bici.

Yo tenía mi tienda de bicis y pensaba cuando estaba con la quimio que no iba a poder nunca andar en bici porque me vi tan flojo, tan debilitado, hundido, que no pensaba que iba a poder volver a andar en bici y al final, con la oncóloga y poniéndonos de acuerdo, decidí comprar una bici eléctrica y empezar a moverme.

Como dije al principio, fue duro porque claro, hacía 15 kilómetros, estaba muerto, destrozado…; de ahí pues a base del sufrimiento sobre la bici, que como yo digo,  también hay que saber aprovechar esos sufrimientos; otra gente piensa hacer 15 kilómetros en bici que cansado,  pues bueno yo  me lo tomé como una motivación… hice 15 Km, la semana que viene voy a poder hacer 18 Km y la semana siguiente voy a poder hacer 20 km y así fue como empecé; empecé poco a poco haciendo cada vez más kilómetros hasta que un día hicimos una ruta con mi gregario Gelín de más de 70 km y hubo esa célebre frase de… "no hay narices a ir hasta Covadonga" y fue eso de,  "sujétame el cubata que como la oncóloga me dé permiso pues vamos a Covadonga".