Sandra García, Artrosis, Málaga, España.

No fue una crisis como otras, duró un largo año, y entré en una depresión grave, que tan solo mi querido médico, gracias a él mil veces, pude levantar de aquellos terribles momentos. Eso sí no nos dimos cuenta que no solo era FM había más. Mi familia no me hizo caso en ningún momento, nadie me apoyó en nada incluso pasé días sin medicación porque ni siquiera se asomaban para ver si me hacía falta algo, lloré de pena de mí misma, no fueron tan fuertes los terribles síntomas como la incomprensión que viví totalmente sola. Me tenía que levantar de la maldita cama y por consejo médico. Él sabía que la depresión me impedía mejorar y había perdido toda la fe en mi familia, vi el amor que sentían por mi era cero .

Así dejé de par en par las puertas a la intrusa, la artrosis degenerativa. Ya sabía que padecía esta enfermedad por las rodillas, crujían como un saco de nueces y los dedos de las manos se estaban doblando. Ya de joven me prescribieron rehabilitación en el hospital, pero no le di la importancia que debí y debieron darles los reumatólogos que me había atendido, todo era FM. Cuando comenzó la premenopausia  llegué a estar 11 meses sin regla, a las puertas de la menopausia ese mes me vino como si nada, tan normal y la cuenta comenzó de nuevo, hasta que no la tuve más. La artrosis me había invadido todo el cuerpo en cuestión de un año, me comenzó a doler todas las articulaciones desde las manos hasta los pies. Radiografía que me hacían la misma frase " tiene las cervicales artrósicas y para eso no hay cura" y así una articulación tras otra. Todo el cuerpo está invadido, ya no puedo hacer nada para impedirlo, solo cuidarse para que no avance rápido.

Mi vida personal tuvo un momento crucial antes de saber que las dos enfermedades se iban a unir, lo cuento porque es una de las experiencias que cambió mi vida para siempre, ahí se fue la poquita Sandra que quedaba en mí.

Un día que me sentí tan sola y desamparada se me metió en la cabeza que no era buena persona para mí hijo pequeño, que no le daría nada, solo tristeza y dolor, que nadie me quería creer y por muchas veces que fuera al psiquiatra no cambian las situaciones.  Cogí todos los medicamentos que me pareció, leyendo prospectos para ver cuál era más letales, y me fui a la cama con el agua y ya os podéis imaginar claro, en aquel momento, lástima que mi marido que dormía en la habitación de al lado, me oyó caer y acudió, el muy... Me vistió antes de llamar a la ambulancia y consiguieron reanimación y bueno…

Algo que fue crucial para mí es que una enfermera me tocaba en el brazo justo donde tenía el tubo y el dolor era insoportable, sin pensar le di un golpe, me ataron de pies y manos, sentía unos dolores inmensos, les supliqué, grité etc. todo fue vano y pensaba que alguien de mi familia vendría a sacarme de aquel infierno. No apareció nadie todos se había ido a dormir. Desde aquel día el odió me encogió y comencé a sentir un desprecio total hacia mi marido. Mi situación tenía que cambiar o no saldría del abismo que estaba metida, no me di cuenta de que a mi hijo pequeño le hacían   bullying en el colegio y lo estaba pasando muy mal, él pensó que no decirle a mamá enferma lo que le estaba pasando, con 7 años y habiéndoselo dicho a su padre, el crío no arregló nada, su padre empeoró la situación en vez de hacer las cosas como debería, muy al contrario recrimina a los niños que le hicieron la vida peor a mi hijo. Todo mi alrededor no significaba nada para mí, ni siquiera me di cuenta que estaba pasando, por desgracia para mí hijo no estuve a su lado en esos momentos para ayudarle, aún cuando hablo de eso me duele, estaba enferma pero no invalida, pero claro un niño de 7 años no lo entiende.

Os estoy narrando partes de las situaciones más difíciles porque esta enfermedad así lo es, pero quiero aclarar un punto muy importante, el dolor, síntomas etc., que produce una depresión grave es sin comparación muchísimo más fuertes y complicados de sobrellevar, eso es clarísimo. Yo estuve reflexionando sobre lo que podría hacer para mejorar mi vida cotidiana, así no veía la luz por ningún lado, y pensé que las enfermedades crónicas no desaparecen, pero podría ser más tenues y mejorar las capacidades de movilidad, dolores menos intensos, me puse a proporcionar más ideas y proyectos positivos que me hicieran capaz de mejorar. En principio mi salud mental tenía que ser más sana , salir de la depresión como si de algún vicio se tratara , dejar de ser estar en el círculo de la depresión y romper un lado para salir poco a poco.

Mi cuerpo cada día estaba más débil y mi mente comenzó a reaccionar, tenía que ser muy cauta para que no se diera cuenta mi marido que mi intención era el divorcio, sacar el personaje tóxico que me estaba haciendo perder la poca gana de vivir, me decía de todo para hacerme daño.