Ramón Lage
Ramón Lage
Mi historia de superación comienza un 2 de agosto de 2016, cuando salí a entrenar en bicicleta con los dos compañeros de grupeta de siempre, entrenando para mis triatlones de verano. Un reventón de uno de los compañeros nos hizo detenernos en una salida de la carretera que daba al camino de entrada a una finca
Sitio a priori seguro, pero un vehículo que circulaba al doble de la velocidad permitida perdió el control en la curva anterior y tras chocar con el quitamiedos hizo un trompo y volvió hacia nosotros, concretamente hacia mí ya que elegí la dirección errónea hacia la que salir corriendo.
La pierna izquierda amputada en el acto, miembro catastrófico lo denominaban en el informe, y la derecha tremendamente lesionada, que tras un mes de muchos cuidados e intentos de salvarla hubo que amputar también. No tenía solución.
Dos meses en el hospital y 6 operaciones después, por fin regreso a casa con mi familia.
Comienza el duro trabajo de recuperación, rehabilitación, protetización y combate del dolor fantasma que todavía me acompaña de vez en cuando.
Otros 5 meses pasaron hasta la cicatrización de las heridas, debido a la necrosis del tejido cicatrizal de un injerto que necesité en la pierna derecha que retrasó el comienzo de la fase de volver a caminar. Así, el 15 de febrero de 2017, con gran emoción pude volver a ponerme de pie.
El mayor logro ha sido normalizar la situación y conseguir llevar una vida más o menos normal, con las obvias dificultades que conlleva el no tener piernas y depender de mis prótesis.
Por suerte, con mis niños mellizos de 3 años lo hemos conseguido. Ellos vuelven a tener un día a día completamente normal, cosa que nos ayuda mucho anímicamente para seguir adelante.
Y en cuanto a mi recuperación, lo vamos consiguiendo. Ahora voy a nadar 2 o 3 veces por semana, pudiendo hacer tiradas de unos 4.000m.
Empiezo a hacer bicicleta con el rodillo en casa durante 1h. Pero, sobre todo, estoy empezando a correr, por ahora muy poquito tiempo a ritmo bajo, voy aguantando unos 2km, durante 15 minutos, que es lo de menos. Poder volver a correr, es un reto enorme y muy ilusionante.
Para el final he dejado intencionadamente a la verdadera artífice de mi recuperación. Una heroína llamada Verónica que ha dado todos los pasos conmigo, en todas las fases de esta nueva vida, siempre con buen ánimo tanto, cuando empezó la pesadilla, como cuando hemos despertado y empezamos a olvidarla.
Ella es realmente la que debe ser admirada.
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