Abel Robledo
Abel Robledo
Soy una persona que tartamudea. Mi tartamudez ha hecho que mi visión de la vida sea más tolerante hacia las otras personas y que todos sea más llevadero. Doy las gracias a la vida porque gracias a la tartamudez ha hecho que tenga mucha fuerza de voluntad.
Hola a todos,
Ya sabemos todos los que somos padres, que para nuestros hijos somos únicos, especiales e irrepetibles. Pero hay ciertas características que nos hacen más especiales que otras: las gafas, la barba y en mi caso la tartamudez.
Sí, soy una persona que tartamudea. Aunque no se me nota demasiado, sigo tartamudeando y lo seguiré haciendo hasta el día que me muera.
Y esta tartamudez me ha hecho una persona más sensible y conectada con el entorno y me ha hecho entrar en un mundo de activismo para que la tartamudez sea aceptada en la sociedad. Os voy a explicar una poco mi historia: aunque nací con una serie de problemas neurológicos que hizo que fuera más lento que el resto de niños y que comenzará a hablar más tarde, eso no hizo que tartamudeara desde el principio. Comencé a tartamudear a los 13 años, cosa que hizo que mi adolescencia y juventud fueran más complicadas de lo habitual. A los 25 años conocí a la recién nacida Fundación Española de la Tartamudez (www.fundacionttm.org) que me ayudaron a aceptarme tal y como soy. Tengo que decir que la entrada a la Fundación fue lo mejor que me pudo pasar.
En el momento que te planteas tener un hijo, uno de los muchos miedos que te invaden es: ¿Y si mi hija tartamudea? ¿Podré aguantar el sentimiento de culpa que me invadirá porque estará heredando mi tartamudez? Este miedo yo lo tuve y a aceptarlo me ayudó mucho la mamá de Kanay y el resto de padres de la Fundación. Actualmente que un niño o niña tartamudee es complicado, pero poco a poco la sociedad tiene un poco más de conciencia sobre el problema y es más conocido.
Como padres tenemos en nuestras manos que la vida de nuestro hijo con cualquier tipo de característica especial sea mucho más fácil y más llevadera. Yo no tengo ninguna herramienta que sea mágica, pero sí que puedo hablar desde mi experiencia como adolescente que he tartamudeado:
Nunca culpabilices a tu hijo por tartamudear: tu hijo no tartamudea porque quiere. Tu hijo tartamudea porque tiene una característica que le hace tartamudear.
Haz pedagogía con los profesores, compañeros de clase y familia: Los profesores y compañeros de clase durante su etapa escolar son las personas con las que más tiempo comparte tu hijo. Intenta que los profesores, compañeros de clase y familia comprendan lo que le pasa a tu hijo.
No acabes las frases a tu hijo: Cuando hijo te esté explicando algo y sufra un bloqueo no quieras ayudarle acabándole las frases. Dale el tiempo que necesite, es lo que único que necesita.
Evita frases como “Respira”: Tu hijo está respirando. Si no respirará, tranquilo que lo notarías. Ante todo, tu hijo necesita que estés tranquilo, que le escuches y que le mires a los ojos. Nada más.
Refuerza positivamente a tu hijo: Para ti, tu hijo es el mejor y eso tienes que intentar que cada día lo sepa. Por tartamudear, tu hijo no es peor que otros niños. Refuerza sus cualidades.
En este enlace os dejo algunas pautas sobre cómo actuar ante una persona que tartamudea. Te servirá ante un niño y un adulto.
¿Y si tu como padre, tartamudeas? Pues tienes una gran oportunidad para hacer que tu hijo sea tolerante y acepte las diferencias. A mí no me da miedo tartamudear ante Kanay. Kanay tendrá un padre con superpoderes: tendrá el superpoder de repetir silabas. Muchos papás y mamás tienen superpoderes y en nuestra mano está hacer que esos superpoderes se conviertan en cosas normales. Como papás tenemos una gran oportunidad para transformar la sociedad y hacer que sea más justa y tolerante.