Julia Martínez Vicioso
Julia Martínez Vicioso
Yo lo he pasado mal, y ya tengo una edad en la que se ven peor las cosas. Pero creo que lo he llevado bastante bien. Bueno, lo estoy llevando porque no he acabado con ello. Si no fuera por esta historia tan lamentable, me encuentro bastante bien y con todo esto me ha venido algo de luz. Con este problema he viajado muchísimo al extranjero, pero he tenido siempre la suerte de que no me ha pillado en un mal momento. La pandemia sí me está afectando, sobre todo el no andar. Cuando empecé a nadar iba muy mal, de un lado para otro en la calle, me costó otra vez coger el ritmo.
Durante muchos años he ido a yoga. Siempre he hecho alguna actividad. Ahora estoy en un grupo de “conocer Madrid”, que es muy agradable estar en contacto con personas y voy a un centro de mayores a una clase de historia de Madrid. Así que hasta ahora, la verdad, mi existencia ha estado muy bien.
Lo que pasa ahora es que casi no te puedes juntar con los hijos, ni casi con los amigos. Y te da que pensar. Ves a tanta gente que está falleciendo y piensas “jolín, cómo me estoy librando yo”. Tanta gente que está cayendo y me tocará a mí o no me tocará. Son pensamientos que luego no me puedo quitar de la cabeza. Sobre todo es que no se ve mucha claridad en el tema. No veo la luz, y si la veo es muy chiquitita o muy lejana --No planees nada a ver cómo va esto--
Me llamo Julia, tengo 79 años, soy madre de tres hijas. Hace 11 años me operaron de hernia de hiato y me quitaron la vesícula. A partir de entonces me vino el problema de la incontinencia. Me hicieron muchas pruebas y al final me dijeron que tenía una colitis linfocítica. Que no tendría cura y habría que mirar formas de llevarlo. Otra cosa que tengo en mi contra es que el esfínter lo tengo roto. Eso vino de que en mi primer embarazo, mi primera hija era muy grande y me provocó este problema. Pero nunca había tenido este problema.
No fue inmediato, pasaron unos meses, o al menos no me di cuenta. Luego, sí, claro, salías a la calle y...
He hecho muchos viajes con las amigas, y he tenido la suerte de que no me haya pillado que me hiciera ningún estrago. Sí que he tenido momentos de, por ejemplo, estar en misa y notaba que me lo empezaba a hacer. Y me creaba muchos problemas, claro. Pero como ahora casi no lo tengo, me encuentro tranquila.
Mi médico me hizo pruebas y mi diagnóstico fue incontinencia linfocítica, me hicieron diferentes tratamientos, como una aguja en el tobillo que te da descargas y que fue una cosa que me fue bastante bien y que , me arregló un poco el problema.
Las limitaciones es que no tienes ganas de ir al baño y de repente notas que ya me lo estaba haciendo. Repito que siempre he tenido mucha suerte. He estado en muchísimos países y lo he podido ir conteniendo.
Lo de la aguja me vino muy bien, iba un día a la semana, pero me lo quitaron después de unos meses porque había que descansar. Y luego vino toda esta historia de la pandemia que tenemos y ya se acabó. Cuando pudimos salir un poco más, la doctora me llamó para que fuera de nuevo a un hospital para hacer otro tratamiento. Es un aparato más sencillo, como un mando de televisión con unos tubos con agua. Y con esto voy mucho mejor.
Es un irrigador, como el de toda la vida. Pero ahora es muy simple. Lo tengo que poner todos los días por la mañana. Y enseguida empecé a notar mejoría. Luego pasé a ponerlo cada dos días, y ahora cada tres días. Me limpia por dentro y luego no tengo problemas. Al día siguiente voy, pero normal. En todo este tiempo habré tenido un par de días de escapes. Llevo un mes que noto que voy mejor. También me recetaron dos medicamentos, uno actúa en el instestino y el otro es un antidepresivo que, cuando empecé ca tomarlo, me fue bastante bien.
Esta doctora me comentó también si llevaba pañales, le dije que no, y me dijo que me interesaría porque es mucho más cómodo. No vas tan apurado. Como unas bragas que, en el caso de que se te escape, ya no baja por los pantalones. Es una tranquilidad.
A través de su hospital, la doctora me habló de la Asociación Asia. Que iba a haber una reunión con personas con estos problemas. Y ellas me han ayudado muchísimo. A mí y a todas las personas que estamos allí. Porque cuando yo conocí la asociación había pasado mi peor época, estaba más controlada y no era como al principio. Yo no estaba tan mal que cuando estaba sola. Pero hay personas que sí que están muy angustiadas. Y yo todas las veces que se juntan en un hospital, expones tu caso y a mí me ayudaron mucho. Estoy muy contenta con ellas. Me animaron, te hacen ver que todo no es tan malo, que hay que buscar una manera de seguir adelante. De vez en cuando nos llamamos. Si veo en el whatsapp que hay alguna persona nueva, enseguida les damos ánimos porque nosotros estábamos así antes. En ese sentido, echo de menos poder juntarnos.
Me casé con 25 años y a los 65 años decidí separarme porque teníamos una relación mala. No congeniábamos
Cuando me diagnosticaron, yo ya estaba jubilada y mis hijas ya estaban independientes. Creo que él ni lo sabe porque no teníamos ya ninguna relación. Pero el apoyo de mis hijas sí lo he tenido, de las tres. Les comenté las pruebas que me estaban haciendo, algunas me acompañaban. ¿Y qué vas a hacer, mamá? Pues tengo que vivir con lo que me ha caído y procurar seguir adelante.
Aparte de mis hijas, tengo tres buenas amigas que sí les comenté el problema. El resto no. A las vecinas no les tengo que contar esto.
Yo digo que es la enfermedad silenciosa. No se lo cuentas a nadie porque te da vergüenza.
Si te encuentras con alguien en el ascensor y de repente tienes ganas te da un apuro...
Pero no se lo cuentas a nadie.
Ni siquiera los médicos de cabecera saben tratar esto. Yo siempre le he dicho a mi doctor lo que me están haciendo. Cualquier prueba o cualquier tratamiento, como lo de la irrigación. Me dijo que lo había oído, pero que no tenía ni idea. De hecho fui yo la que se lo enseñé. Y a la doctora que me trataba al principio la incontinencia tampoco tenía mucha idea. Es una cosa muy antigua, pero no mucha gente sabe que puede funcionar.
Yo tengo una amiga que le había oído decir que ella había tenido cáncer y como consecuencia le había quedado una incontinencia. Aunque ella no se puede poner lo de la irrigación. Le han puesto un tratamiento con ejercicios de suelo pélvico y también está mejor. Yo siempre que ha habido alguien que podía tener un problema así, pues se lo cuento.
Yo pensaba que era cosa de mujeres, pero hay muchos hombres también. Sobre todo por haber tenido cánceres después, e incluso niños.
A una persona que está en una situación parecida le diría que se acercara a estas personas de la Asociación ASIA, porque te aconsejan y te ayudan a llegar a posibles soluciones. Una vez que te metes en esto hay cosas. También hay unos tampones para la incontinencia fecal. Que puede aliviarse también en algún momento. Y seguramente habrá más cosas para mejorar la calidad de vida.
La doctora me comentó que había más personas con este problema de la incontinencia que personas que tuvieran diabetes. Pero este problema no lo cuenta nadie. Y la asociación te presenta a personas que te pueden ayudar a vivir con ello.
Hay que tener confianza y pensar que ya estamos muy adelantados y que esos avances pueden ayudar. Procurar ponerte en manos de los que conocen el tema. A mí siempre me han tratado muy bien. Tener suerte con los doctores también, porque te van dando pautas.
Tienes que estar abierto a lo que te pueda solucionar.
Este año he tenido muchos ratos malos, pero ahora lo llevo bastante bien. Según me levanto, me vienen ganas. Pero voy normal.
A mí siempre me dan más por las mañanas. No he tenido demasiados escapes por las tardes.
Ahora puedo llevar una vida buna, no me crea demasiada extorsión a mi día a día.