A la vez tenía miedo, miedo de que parara mi vida, de no poder hacer nada por tener que hacerme un lavado. Yo pensaba, como voy a viajar, como voy a casa de alguien, si me tengo que hacer un lavado, pero no pasa nada, mi vida continúa, simplemente te tienes que hacer un lavado, no pasa nada, no es nada malo, es algo bueno. Son cosa lógicas que piensas cuando te lo dicen, era la primera vez que me hacía un lavado sola, me acuerdo que mi madre estaba al lado y me puso música porque estaba súper nerviosa, en las primeras veces estaba temblando de miedo, pensando, como iba a hacer yo eso sola, no entendía por qué. Al final con mucha experiencia y mucha paciencia te vas acostumbrando poco a poco  porque ves que es muy bueno para ti, que te hace sentir muy bien.  Me falta mucho para aceptarlo, no puedo hablar abiertamente del tema, hay muchas cosas que omito, no se lo cuento a todo el mundo, porque creo que no es algo necesario que tengan que saber para conocerme, el lavado no marca mi personalidad, tu no dices que vas al baño a hacer de vientre porque no es necesario. No todas mis amigas lo saben, las hay que saben toda la historia, otras no saben ni la mitad y otras no saben nada. No tienes porqué contarlo, cada uno hace lo que quiere, pero si que lo tienes que normalizar en tu vida.

Si no fuera por el lavado yo estaría muy mal, cuando no me hacía el lavado me rechazaban socialmente, ya que no controlaba mis esfínteres y nunca he tenido olfato por lo que no sabía que olía mal. Cuando me dieron el nuevo sistema, yo me hacía dos lavados al día, todos los días, al principio lo veía muy exagerado pero al final me fue muy bien. He ido de más a menos, gracias al deporte y al cambio de alimentación  he conseguido hacerme solo dos por semana, fijaros que cambio.

A mí me llegan a decir hace cinco años que iba a llegar a esto y no les creo. He sido la típica persona que ha pensado siempre que nunca iba a dejar de hacerme lavados todos los días, pero hoy en día me veo con más fuerza y a lo mejor consigo no hacerme lavados, de momento aquí seguimos.

Nunca pensé, ni supe, ni dije que iba a conseguir estar como estoy hoy en día, aunque no es todo color de rosa, hay momentos difíciles, momentos en los que estas mejor y otros peor, pero todo es confianza en ti misma. Cada vez que te pase algo, por mínimo que sea, consulta a tu médico/a, a tu enfermero/a, porque a lo mejor, aunque para ti en ese momento te parezca poco, te pueden dar una ayuda.