Tenía una vida prácticamente planteada, con un horizonte; estaba trabajando en Aceralia (ahora se llama Arcelor) y me faltaba muy poco para acabar ingeniería, hasta que tuve un accidente laboral que truncó todos mis objetivos de la vida. A raíz de este accidente me diagnosticaron la enfermedad que ahora padezco, que como os decía antes se trata de espondilitis anquilosante.

De repente, se me  vino el mundo encima y tuve que tomar dos opciones, abandonarme, no ser nadie y acabar en el pozo o salir adelante.

Lo primero que pensé, fue, ¿por qué a mi?. Me sentí raro, diferente, frustrado, totalmente depresivo y sin esperanza.

Como comenté antes tenía una vida y un futuro prometedor y de repente , en un momento, estaba metido en un pozo sin salida. Si me quedaba en ese pozo, arrastraría a mis amigos y mi familia, si no me conformaba, tendría que plantearme otros objetivos distintos a los que tenía.

Gracias a la ayuda de la familia, a los buenos amigos, a los profesionales de la salud, médicos, y al programa Paciente Activo de Asturias (PACAS), podría salir adelante. Uno de los puntos fuertes de este programa es buscar un objetivo por uno mismo y pensar en positivo, y fue lo que hice.