Desde el primer momento me lo tome con optimismo; me tuvieron que ingresar para ponerme los corticoides y seguir con pruebas no muy agradables como la punción lumbar...Pero nunca imaginé que ante una noticia así fuese a reaccionar con esa fuerza, creo que es el puro instinto de supervivencia.

Algo positivo en aquellos días fue la respuesta de mis familiares y amigos, sentirse querido y arropado en momentos así es realmente bonito dentro de la amargura que estás pasando.

Tras una semana de ingreso, al día siguiente de mi alta ya caminaba muchísimo mejor y me fuí con mi madre de compras al centro comercial, la vida seguía...Al otro día salí a comer fuera con dos amigas de la Universidad, y a la semana siguiente ya estaba dando clases particulares a mis niños. En definitiva, seguí viviendo, con más miedos y con mucha incertidumbre pero sonriendo y disfrutando de la vida más que nunca.

Comencé a hacer deporte, algo que jamás había hecho, a comer más sano y a seguir haciendo planes y viajes. De hecho 2018 ha sido el año que mas he viajado: Londres, Bruselas, Dublín y Nueva York. Sin duda es una de las cosas que más me motiva y me ayuda, conocer lugares nuevos, experimentar nuevas experiencias...

Ha sido muy importante el apoyo de mi pareja, de mis amigas, y obviamente de mi familia y de mi perrita!