Laura Moreno
Laura Moreno
Soy una mujer con una vida activa, viajera, entusiasta, con ilusión por disfrutar de todo lo que me rodea. Cuando apareció la endometriosis me di cuenta que a veces los planes no salen como esperas, aprendí que la vida puede cambiar en un segundo, que no hay nada estable ni eterno. Cada mes, con la menstruación, deseaba morirme por no aguantar ese dolor y cuando empecé a sufrir más síntomas y comprobar que poco a poco iba estando más limitada, decidí jugar de titular y salir al campo a pelear, y demostrarme a mí misma que puedo con todo. Mi vida ha cambiado para bien, a pesar de las cicatrices y secuelas, estoy viva, estoy feliz!
Cuando leo o escucho que la Endometriosis es una enfermedad “benigna” me entra la risa. Aparentemente sí lo parece, de hecho, yo llevaba mucho tiempo sana, haciendo una vida relativamente normal, con molestias que podían pasar casi desapercibidas. Pero llegó un día, exactamente dos días antes de coger un avión para realizar el viaje de mis sueños y tenía cita con el urólogo, para una revisión sin importancia, creía yo. Finalmente, no cogí ese avión, lo que cogí fue una camilla directa al quirófano, pues mi riñón izquierdo estaba casi a punto de “explotar” debido a un quiste en el uréter que no le dejaba funcionar. La India debe esperar, me dijo el médico, y de consolación me llevé un catéter doble J para casa. Después de este susto y disgusto, me hacen varias pruebas y definitivamente no me dan otra opción: hay que operar, tarde o temprano, porque los quistes están ya por todas partes (uréter, vejiga, intestino…).
Pero a mi cuerpo le va la juerga y no quería esperar tanto, así que después de estar varios días con una supuesta infección de orina, dolores en el riñón y fiebre, por fin un médico me hizo caso después de 3 veces en urgencias y me confirma que tengo pelionefritis aguda. Había que intervenir de urgencia y la única solución para salvarme la vida era hacer una NEFROSTOMIA. Al principio me opuse, no quería llevar una bolsa colgando de mi cuerpo, pero no había otra solución. Sé que era algo temporal hasta que me operasen y me la pudieran quitar, pero se me cayó el mundo a los pies cuando tuve que ir a casa así, tan limitada y tan incómoda, avergonzada y triste, muy triste, pues fue la primera vez que sentí que la Endometriosis es algo más que un dolor de regla, la Endometriosis puede quitarte la vida si te descuidas.
A pesar de las molestias que ocasionaba la nefrostomia te acabas adaptando, porque si algo he aprendido estos meses, es a tener paciencia, adaptarme a cualquier cambio y superar los obstáculos que aparecen, que lo más importante es seguir, continuar, mantener la ilusión por vivir y mejorar. Y no iba a consentir que una bolsita me quitara esa ilusión, al revés, me enseñó a valorar las cosas desde otra perspectiva y a darme cuenta que lo más importante SOY YO y por supuesto, mi salud.
Justo un mes después, llegó el día de entrar a quirófano. Después de 12 horas de operación, abro el ojo en la UVI y lo primero que hago es intentar mover una mano y palpar mi cuerpo; solo fui capaz de preguntar: ¿Oye esto de la tripa qué es?, y escuché lo que nunca hubiera querido escuchar jamás: “llevas una ILEOSTOMÍA“. Me quedé en estado de shock, lloré, me agobié, quería irme de allí y soñaba con que eso no hubiera ocurrido, que sería un efecto de los opiáceos, pero no, era real, habían tenido que cortar mi intestino en diferentes partes y necesitaba llevar una ileostomía por lo menos 3 meses.
Ahora, un mes y medio después de la operación, he de reconocer que tengo cariño a mi bolsita, esta intervención me ha devuelto la salud, me ha dado vida, y eso es lo único importante. Las emociones al principio son difíciles de gestionar, esa mezcla de rabia, asco y vergüenza es un cóctel molotov para cualquier mente, pero ¡se supera!. Cuando te sucede algo malo, hay 3 opciones a elegir: dejas que te marque, que te destruya o que te fortalezca, y yo tenía claro que esta situación iba a ser para mí un tremendo APRENDIZAJE, y así está siendo, una experiencia enriquecedora a la vez que complicada, pero justo son éstas vivencias las que nos ayudan a crecer y a sacar lo mejor de nosotras. Cada día tengo más claro que la endometriosis ha aparecido para ayudarme a ser la mejor versión de mí misma, me está ayudando a cambiar aspectos de mi vida que no me gustaban, me está enseñando a vivir con más intensidad, con más ganas y con más ilusión. Después de todo lo vivido en estos 4 meses (infecciones, nefrostomía, ileostomía…) me siento invencible, capaz de superarlo todo y hacer cualquier cosa, y eso se lo debo a la endometriosis.
Ahora me he dado cuenta que las limitaciones solo están en mi mente, no en mi cuerpo. Si tu mente dice que puedes, tu cuerpo lo escuchará y te repondrás, ¡no lo dudes!
Gestionar nuestras emociones es esencial para poder vivir una vida saludable, entender qué te pasa y sobretodo sacar ese lado positivo que tiene todo.
A mí la endometriosis me ha enseñado que puedo con todo, que si me lo propongo, lo consigo. Me ha ayudado a desprenderme de mis miedos, cada día soy más segura, más decidida y vivo la vida que realmente me apetece, alejándome de todo lo que me estorbaba y rodeandome de lo que me hace feliz viviendo en paz conmigo misma, ¡por fin!