Mi diagnóstico es carcinoma seroso papilar de alto grado 1º ovarico bilateral ed iiic, esto quiere decir que estuve en el estadio iiic, a punto de pasar al estadio iv. A este diagnóstico no le di importancia, pensé que solo es un código que los médicos requieren para decidir que tratamiento recibiría, y decidí que me sometería al tratamiento que me asignaran porque eso me ayudaría superar el cáncer, y que todo pasaría, porque Dios estaba conmigo.

Claro que hubo momentos de dolor, tristeza, miedo, y más aun cuando este diagnóstico me supuso estar internada en plena pandemia, solo me quedó confiar en Dios de que solo Él me sacaría de esa difícil situación en la que me encontraba.

Terminé el tratamiento de 6 quimios en alta dosis de dos e uno en el mes de setiembre. En paralelo al tratamiento, me puse en manos de una nutricionista oncológica que me ayudó en la alimentación. Fue todo un cambio, deje de comer  alimentos procesados, carnes, leche, derivados de la vaca. Las vitaminas aportaron mucho para soportar el tratamiento y elevar mi sistema inmune.

Mi familia y amigos jugaron un rol importante en todo este proceso.  Lo más emocionante fue que en el mes de julio, en el primer examen, me indicaron que había respondido bien al tratamiento y que no se visualizaba ningún tumor ni ascitis.