En enero del año 2010, me detectaron un cáncer de mama. Era un tumor localizado en la mama izquierda. Tras someterme a cirugía, seis ciclos de quimioterapia y treinta de radioterapia, en marzo del año 2011, el oncólogo me dijo que estaba curada y podía continuar con el viaje de mi vida, ahora ya libre de enfermedad.

Mi sueño era ser mamá, así que tras dos años de tratamiento hormonal, y siempre con el consentimiento médico, me quedé embarazada, y el 12 de junio del 2014 pude por fin cumplir mi sueño y convertirme en mamá.

Continué con el tratamiento y con mis revisiones semestrales, hasta que en enero del 2017, el médico me informó que el cáncer había vuelto a mi vida. Volvía en forma de recidiva. Unas células habían resistido a cirugía, a quimioterapia y a radioterapia, se habían dormido, habían pasado a la sangre y ahora se habían despertado, haciendo metástasis en los huesos. En ese momento quise morirme. Escuchar de la boca de tu oncólogo, y con tu hija de tan sólo dos años y medio en brazos, que no tienes cura hizo que la tierra se abriera bajo mis pies y caer en el más profundo de los vacíos. Pero cuando también me dijo que iba a hacer todo lo posible porque viera crecer a Daniela, algo en mi interior se revolvió y me hizo levantarme. Era todo lo que necesitaba. Quería estar en los momentos más importantes de mi hija. Qurería estar en su primer día de colegio, cuando se hiciera mujer y cuando le rompieran por primera vez el corazón. Así que tras dos días en los que estuve animando a mis seres queridos, diciéndoles que yo iba a ser ese uno por ciento milagroso que se había curado, y tras vaciar mi alma de todo dolor y rencor, me levanté. Me levanté y miré al cáncer a los ojos, para decirle que no iba a permitir que me quitara mi sonrisa. No le iba a permitir que me robara los sueños; y así he hecho desde entonces.

 Empecé a escribir, a volcar mis sentimientos en las redes sociales. Decidí que me iba  pedir la vida cada día. Empecé a escribir el abecedario de la vida en Instagram, y recientemente he abierto mi canal de You Tube desde donde intento transmitir mis ganas de vivir y de seguir luchando. Porque como siempre digo, la vida no es justa, no es fácil, pero si caminamos juntos, la vida es ,con total seguridad, mucho mejor.

Si queréis acompañarme podéis verme en Instagram @mepidolavida y mi canal de YouTube como " me pido la vida".