María Esther Sancho
María Esther Sancho
Espero que mi caso sirva para dar ánimo, sobre todo a ese grupo de mujeres con un cáncer de mama Metastásico, muy agresivo tipo triple negativo como el mío.
Mi nombre es Esther Sancho, tengo 41 años y una nena de casi 3 añitos. Estoy casada y trabajo como Directora de banca. Era Agosto de 2017 y disfrutaba de un día de piscina con mi pequeña. Era muy feliz, mi niña tenía 14 meses y llegó como un milagro después de 4 procesos de inseminación y 3 fecundaciones in vitro. Estaba disfrutando de una excedencia laboral de 3 años puesto que al no quedarme embarazada, el estrés era uno de mis enemigos, decidí tomármela para afrontar el último intento que podía hacer en la sanidad pública. Ella nació del único óvulo que fecundó de todos estos procesos.
Volviendo al día de piscina, mi marido me dijo que mi médica de cabecera quería hablar conmigo tras ver los resultados de la resonancia o TAC que me habían hecho. Eso fue tras mucho insistir y tras 9 meses y varias visitas al ambulatorio, ya que mis dolores de espalda nocturnos los achacaban a la mala posición dando el pecho y a las malas noches que te da un bebé. También yo había sufrido de muchos dolores de espalda y ciáticas durante años, empecé con 26 años y mi trabajo no ayudaba. Siempre he creído que la perdida de mis padres a esa edad me generó mucho estrés añadido así como ser la hermana mayor y estar pendiente de mi hermana de 24 (aunque tuviera su familia) y sobre todo de mi hermana pequeña de 14 a la que terminé de cuidar como una hija con mis aciertos y errores.
Así que el 31 de Octubre de 2017, me diagnosticaron un cáncer de mama Metastásico, en vértebras, cadera, pulmones, hígado y páncreas. Este diagnóstico llegó tras un montón de pruebas (algunas muy dolorosas) para poder ponerle nombre a la enfermedad ya que los bultos del pecho rondaban los 12 mm y la metástasis estaba muy extendida. De hecho, tanto las muestras de la mama cómo las de los huesos de la espalda, fueron enviados a Boston (Dr. Schnitt, Stuart y Dr. Fletcher, Christ) para contrastar el resultado, pero coincidieron. Una de las cosas que en este proceso más me dolió (tanto física como mentalmente) fue que me cortasen la leche materna, para poder coger las muestras y que mi bebé tuviera que dejar de golpe la leche materna.
Ese mismo día 31 de octubre (noche de Halloween) recibí mi primera quimio. Durante 6 meses estuve con quimioterapia y tras el segundo PET-TAC vieron que tenía nuevas metástasis en el hombro izquierdo y cambiamos el tratamiento. Para mí esa quimio fue horrible: me notaba enferma continuamente, se me cayó la piel del torso, las manos se me pusieron oscuras, la boca se me llenaba de llagas y me costaba tragar. También tenía mareos, vértigos, vómitos y me molestaban mucho los olores.
Tras eso mi Oncólogo me aconsejó entrar en un ensayo clínico en Valencia. Aunque debido a que la quimio ya no estaba haciendo efecto mis valores hepáticos eran elevados y no sabía si podría participar en él. Mi oncólogo mandó el informe y parece que sí iban a aceptarme, pero tenían que repetir todas las pruebas allí. Así que tras varias visitas al hospital la Fe de Valencia para repetir pruebas, y un mes y medio después, me llamaron para en un par de días iniciar el ensayo. Pero mi felicidad duró poco, al día siguiente me volvieron a llamar para decirme que no, que no sé habían dado cuenta de los valores hepáticos iniciales y el tratamiento podría ocasionarme una hepatitis.
Así que de vuelta con mi Oncólogo me aplicó 2 quimios más, destinadas esta vez a tratar sarcomas en lugar de carcinomas. Los ciclos eran de 21 días, me ponían una sesión larga, la semana siguiente sólo un agente quimioterápico y la tercera semana descansaba. Pero me estaba produciendo problemas de bajada de defensas que he sobrellevado gracias a pincharme un medicamento que se usa para tratar niveles bajos de glóbulos blancos, durante 14 días en cada ciclo. También provocaba bajada de hierro que solucionó con 3 transfusiones de hierro y de glóbulos blancos por lo que en los últimos ciclos también tuve que pincharme EPO.
Tras 7 ciclos he tenido la gran suerte de tener una respuesta metabólica completa. En el primer PET-TAC (8/8/2018) con este nuevo tratamiento se observaban múltiples/incontables depósitos patológicos sobres las estructuras óseas y me dijeron que eran compatibles con la enfermedad y en progresión, pero yo me encontraba bien, algo pasaba con la prueba, lo achacaron a que las inyecciones alteraban los resultados del PETTAC. Así que se repitió.
En el segundo PET-TAC (5/9/2018) no se observaban células cancerígenas (qué no se vean no quiere decir que no estén, sino que seguramente se ha reducido tanto que no se ven, aunque esto no se sabe).
Durante un mes y medio hasta el resultado de este PETTAC, tomaba casi todas las noches un par de dedos de leche materna que un grupo de amigas de mi taller de lactancia decidieron donarme. La verdad es que la idea no surgió de mí, sino a raíz de una noticia que otra mamá del grupo que es enfermera, leyó sobre los posibles beneficios de la leche materna para los pacientes oncológicos. Con esto no quiero incentivar a nadie a que lo haga, después de investigar más sobre el asunto he podido leer opiniones a favor y también en contra. Eso sí, se lo dije a mi Oncólogo y me informé sobre los posibles efectos adversos, puesto que al no estar pasteurizada podría trasmitirse enfermedades y con mayores riesgos en pacientes inmunodeprimidos. En mi caso creo que me ayudó a llevar mejor los problemas intestinales de las quimio, pero cada persona es distinta. He decidido ponerlo sobre todo para agradecerles a todas ellas, su gesto conmigo que siempre agradeceré.
Ahora debido a los problemas en la sangre que me produjo un medicamento y tras otro PET-TAC (5/12/2018) en el que se confirmaba la respuesta completa, me han dejado solo con la quimio y tengo el siguiente PET-TAC a mediados de Marzo de este año.
Durante todo este tiempo he recibido un fármaco de ácido zoledrónico que se usa para el tratamiento de la osteoporosis, (aunque actualmente se me suspendió por posible necrosis de mandíbula, finalmente dicha necrosis se ha descartado). Lo que me ha ayudado en los 2 últimos ciclos de quimio ha sido solicitar a mi Oncólogo la colocación de un reservorio en la zona del pecho, eso ha hecho que pueda tolerar mucho mejor la quimio, anteriormente era insoportable porque notaba como me iba quemando el brazo y los innumerables pinchazos para encontrarme una vena que además dejaban unos moretones grandes que me recordaban el mal trago durante varios días.
Ahora solo espero seguir así mucho tiempo, en respuesta completa con el cáncer bien dormido, y poder disfrutar de todo lo bueno que tengo, especialmente y sobre todo de mi niña y mi marido a los que amo tanto y que son mi mejor medicina.