David Fernandez
David Fernandez
Me llamo David Fernández, soy de un pequeño pueblo del suroccidente asturiano Mirallo de Arriba, en el concejo de Tineo, con veinticinco años tuve un accidente de tráfico, me dormí cuando iba para el pueblo y en una recta me salí y me estrellé contra un árbol. Las consecuencias del accidente me supusieron estar cinco meses en el hospital y cuarentaitres días en coma. La lesión traumática más significativa fue la amputación de la pierna izquierda a la altura de la rodilla, también tengo una artrodesis en el tobillo derecho que me limita mucho la movilidad.
Tuve múltiples roturas, nueve costillas, el brazo derecho, roturas de dedos, perdí sensibilidad en el brazo izquierdo.
Cuando salí del hospital había perdido más de veinte kilos y no podía caminar. Empecé la rehabilitación en silla de ruedas y luego me pusieron la prótesis, a los seis o siete meses de salir del hospital. Al principio no era capaz de mantenerme en equilibrio. Por semana, vivía con mi hermana en Oviedo, un día que llovía mucho, saliendo del coche, resbalé y caí, no era capaz de levantarme del suelo, lloré de impotencia, de rabia, mi hermana no era capaz levantarme, estábamos en una calle donde no pasaba gente, estaba lloviendo a mares, estuvimos como veinte minutos y no sabía qué hacer, hasta que pasó un chico y me ayudó a levantarme. Ese fue el punto de inflexión en el que me dije: “algo tengo que cambiar, tengo que hacer algo diferente, por lo menos para ser capaz de caer al suelo y levantarme yo mismo, no quiero asumir esta situación.”
Un día, hablando con un amigo, le comenté que tenía que ir al gimnasio a fortalecer un poco el cuerpo porque me encontraba muy débil, no era capaz a sujetar las muletas para ponerme de pie, aunque hacía la rehabilitación en el hospital, más que hacer la rehabilitación para curar las lesiones, necesitaba ir más rápido aunque la rehabiliatción me casusaba mucho dolor.. Me comentó que en el palacio de los Deportes de Oviedo había gente que hacía deporte adaptado, bajé por allí y hablé con el entrenador de halterofilia, me dijo que había que empezar poco a poco. Empecé y cada día me sentía un poco mejor. Por la mañana iba al hospital a hacer rehabilitación, después iba al Palacio de los Deportes, después iba a casa, por la tarde iba a la piscina de rehabilitación y otra vez al Palacio de os Deportes. Esa fue mi rutina durante cuatro o cinco meses.
Fue lo mejor que he hecho desde el accidente, me cambió la vida, me dio calidad de vida, pude hacer cosas que no era capaz de hacer, como coger cosas de los armarios, poder defenderme yo solo. El entrenar, el superarme a través del deporte hizo que me encontrara mejor físicamente. Todo esto me ha llevado a una vida en la que el deporte forma una parte muy importante, soy internacional con la selección española, fui al mundial de Londres de 2017 y ahora mismo estoy becado en el centro de alto rendimiento de León, hago halterofilia y atletismo en lanzamiento de peso y el fin de semana pasado hice el récord de España. Es una ilusión y una nueva forma de ver la vida.
El accidente fue un golpe duro, con veinticinco años, con estudios y un buen puesto de trabajo en la Central Térmica de Tineo, tenía mi novia, mis amigos, jugaba al fútbol, entrenaba a críos, tenía un momento bueno en la vida y en décimas de segundo me vi en una cama del hospital, mirando al techo, sin parte de una pierna, toda mi vida había dado un vuelco, era todo totalmente diferente.
Tuve que aprender a hacer todo de nuevo, a hacer las cosas, no iguales, porque tienes que adaptarte a las nuevas necesidades que tienes, la forma de ver y hacer las cosas tienes que adaptarlas a tu nuevo estado físico. Fue muy duro y el deporte fue fundamental para mí. Ahora mismo mi vida es el deporte y le debo lo que soy hoy día, también el estar bien físicamente. En el pueblo donde vivo nos conocemos todos y yo, con 25 años que jugaba al futbol, que entrenaba a críos, que pasó aquel accidente, que estuvo 5 meses en el hospital, cuando volví al pueblo notaba que la mirada de la gente era de, "pobre chico, lo que le pasó, que pena", era una mirada de pena, de compasión, el deporte en este caso también cambió la forma de verme, la forma de saludarme, incluso en mis amigos, pasaron de ponerme la mano en la espalda y decirme “que al David como vas”, a “te vi el otro día en la tele o, te oí en la radio”, me dan un golpe en la espalda distinto al de antes, también lo noté en la forma de mirar de la gente, aunque se haga inconscientemente, en la mirada se nota lo que la gente interioriza y se notaba esa pena, esa lástima, hoy día en la mirada se nota cierta admiración por lo que hice y por lo que estoy consiguiendo. Todo esto se lo debo al deporte.
Para mí fue fundamental mi familia, la base de mi apoyo fue mi familia. Siempre digo que tengo dos cualidades, una de mi padre y una de mi madre que son muy buenas, la de mi padre es la que en el deporte me está dando fuerza, que es la afición por llegar siempre a ser mejor y de mi madre el luchar en condiciones difíciles de la vida, luchar contra la adversidad y siempre ver la parte positiva de las cosas. Para ellos fue un golpe muy muy duro, de las 24 horas primeras del hospital 19 las pasé en el quirófano, no sabían si iba a vivir. Recuerdo mi primera conversación con mis padres, fue cuando desperté del coma, les pregunté que día era y me dijeron que era el día 13, les dije que no podía ser, que el día anterior había empezado el mes de febrero, me respondió mi padre: “no, no David, es 13 de marzo”. El 2 de febrero fue el día del accidente.
En el hospital pasé muchas cosas, días buenos, días malos, días muy malos, hay días malísimos que pasas de 24 horas, 18 llorando, pero todo se va olvidando, sin embargo otras no, quedan para siempre como aquella conversación con mis padres que representa un poco el cambio que sufrí en tan poco tiempo.
Otras dos personas muy importantes en mi vida son mi hermana y mi actual mujer, que en el momento del accidente era mi novia, para ella no fue nada fácil, en el pueblo no estamos acostumbrados a ver discapacidades, no es como las ciudades grandes, desde el primer momento mi mujer Tamara y mi hermana lo asumieron, fueron pilares fundamentales para mí. Mi hermana estuvo día a día en el hospital conmigo, vivió por y para mí, perdió de estudiar casi un año entero estando conmigo. Mis padres tenían ganadería y tenían que estar en el pueblo, mi mujer iba a verme también todos los días. Para ellas fue un trago muy muy duro.
A ellos los veía fuertes, esto me ayudó mucho, yo luchaba por mí pero, también luchaba por ellos, porque al fin y al cabo los cuarenta días que estuve en coma, no me enteré de nada, estaba durmiendo, pero ellos estuvieron sufriendo todo ese tiempo. Fue muy importante para mí.
Después de pasar mi primera etapa en el hospital, fue muy importante el club donde estoy ahora, el club San Mateo y su entrenador Lodario. Me han dado una forma nueva de ver las cosas, tengo un amigo que se llama Miguel que es tetrapléjico que es la persona más positiva que conozco en este mundo, hoy día es uno de mis mejores amigos. Al verlo a él y lo que hace, siento que yo no tengo nada a su lado, que puedo con todo. Para mi entrenador desde el primer día no existió la discapacidad, yo soy uno más, si me tienen que ayudar me ayudan, pero todo lo que tengo que hacer por mí mismo, hay que hacerlo, tardarás un día o dos pero al final tienes que hacerlo.
El ambiente del que te rodeas, la familia el club, el deporte fue lo que me llevó hoy día a decir, después de todo lo que me ha pasado, que tengo una vida muy feliz, he tenido una hija hace poco tiempo, llevo una vida totalmente normal.
Con trabajo, con esfuerzo, con perseverancia y rodeándote de personas que realmente te aporten, se supera.
Ahora entreno una media de 4 o 5 horas diarias, entre Tineo, Oviedo y León, todos los días menos los fines de semana, que tendré ahora ocupados porque ya empiezan las competiciones. Todo está orientado al deporte, esto me quita cosas, como por ejemplo que mi hija empezó a gatear y lo tuve que ver por el móvil, me está quitando momentos con la familia, veo mucho menos a mis padres, a mi hermana y estoy menos días a la semana con mi mujer, estoy sacrificando muchas cosas por el deporte pero también me ha dado lo que soy, mi esencia. Creo que se lo debo.
Todo en la vida tiene salida, yo vi las cosas muy negras, me amputaron una pierna, estuvieron a punto de amputarme la otra, infecciones, me harté de llorar en el hospital y lo vi todo negrísimo, al final todo sale, el tiempo lo cura todo, el trabajo, el esfuerzo… Hoy podré hacer un granito y mañana otro y cuando se cumple un año son 365 granitos y ya es un pequeño montón. Día a día intentando mejorar aunque solo sea una pequeña cosa, intentar algo que sea difícil para ti, solo intentarlo, no es necesario hacerlo, solo intentarlo, hoy, mañana intentarlo un poquito más, con esfuerzo, trabajo y sacrificio se pueden lograr cosas que ni nos imaginamos, porque no sabemos dónde tenemos nuestro límite.
A mí me dijeron: "tranquilo David, vas a poder caminar distancias de 100 metros aunque dependiendo de una silla de ruedas", hoy día casi no uso la silla de ruedas y eso que me dijeron que iba a ser mi forma de vida.
Todo al final es luchar y pelear.