Hector Pedro
(Persona que cuida)
Hector Pedro
Mi nombre es Héctor, soy el cuidador principal de mi madre, enferma de Alzheimer, desde hace aproximadamente 10 años.
En el caso de mi madre, que no tenía antecedentes familiares de Alzheimer, los primeros síntomas yo los achaqué al paso de los años. Cabe destacar que mi madre tenía episodios depresivos derivados de la muerte de mi hermano.
Creía que lo que le ocurría eran olvidos propios de la edad. A veces venía a mi dormitorio a preguntar por su hermana porque no estaba, y también preguntaba por su madre (mi abuela), en ocasiones le parecía haber estado con ella antes de dormirse, pero no era cierto.
No me asusté mucho porque enseguida que le respondía, ella se ubicaba en el presente y ya todo transcurría de forma normal. También pensaba que estos episodios podían atribuirse a sueños y que eran parte de la confusión de cuando te despiertas.
A partir de esos síntomas (yo desconocía que podía tratarse de Alzheimer) siguieron el resto, que son comunes a la mayoría de los enfermos, se olvidada donde dejaba sus cosas, de los nombres de las personas, de quienes eran sus familiares (estuvieran vivos o no), etc.
Actualmente su estado es, como dirían algunos neurólogos, moderado. A mí, que soy su hijo menor y el único familiar cercano que le queda y vive con ella a pesar de mis 57 años, por suerte, las mayor parte de las veces sí me reconoce, solo a veces confunde mi nombre real (Héctor ) con el de su hermano, mi tío, que se llama igual que yo. Actualmente no se ubica ni espacial ni temporalmente, no sabe qué edad tiene aunque tiene días de lucidez, lo cual me desconcierta.
A veces reflexiono sobre mi papel de cuidador y no sé hasta qué punto hubiera sido bueno un acompañante terapéutico profesional en el cuidado de mi madre, pero mi situación personal y económica no sé si me lo hubiera permtido. También me asalta la duda de saber si hubiera debido llevarla a un centro, pero me queda la tranquilidad de haber hecho todo y más sólo por darle el mejor cuidado.
Actualmente siendo el cuidador principal de mi madre, afronto el desgaste típico del día a día.
Afronto el futuro diciéndome a mí mismo que la labor de cuidador realizada con cariño, aunque requiera de una enorme paciencia y dedicación, es más llevadero pues tienes como recompensa haberlo hecho lo mejor posible.