Yo era muy estudiosa, trabajaba a los 19 años y me saqué el Título de Secretariado.
Me puse a trabajar y era muy formal, muy seria, ordenada.
Me gustaba muchísimo salir. Tenía novio. Y era muy alegre. Me gustaba charlar con la gente a tutiplén. También me gustaba ir al cine, conocer sitios, viajar… de todo.

Pero me dio el ictus. Un aneurisma en Melilla.
Me casaba ese mismo año. En 1991.
Yo tenía 26 añitos.
Me operaron en el Hospital de Málaga.
Fue horrible. Con una sensación de quererme morir.
No podía hablar. No podía caminar.
Tenía una hemiplejia derecha, no podía mover el brazo ni nada.Horrible.
Me quería morir.
 

Hace treinta años no había lo que hay ahora.
Ahora si se te coge a tiempo, en una hora se puede intentar solucionar.
Pero yo tardé dos días en que me operaran. Una cosa muy especial.
Mi novio y mi madre eran los únicos que estaban conmigo. Son mi familia.
Lo pasaron muy mal.

Yo pasé un mes entero llorando porque no podía ni decir el nombre de “Pepe” o “mamá”.

Pepe era militar y tenía el destino en Melilla.
Y un año más tarde de aquello decidió casarse conmigo.
Y tuvimos dos hijos maravillosos. Se llevan dos años, 26 y 24. Me dan la vida.
Y me cambió el chip.

Quería hablar.
Me saqué el carné de conducir. Con una mano.
Me iba de copiloto en la moto, una BMW.

Pepe se murió hace ocho años, en un accidente de moto.
Era mi vida.