Tengo cincuenta años y he bebido prácticamente durante toda mi vida, mi oficio ha sido la hostelería, no se hacer otra cosa, y me fue fácil acceder a la bebida. Empecé a beber muy joven con dieciséis años. Tengo a mi mujer y dos hijas, mi familia para mí ha sido un punto fuerte en el tratamiento que he tenido, las sigo teniendo a mi lado, la verdad es que han sufrido bastante conmigo. El alcoholismo me llevó a beber de manera diaria, a todas horas, siempre bebidas destiladas, me llegaba a beber botella y media de whisky diariamente.  Estuve ingresado en la unidad de alcoholismo de Plasencia, cuando estaba mal de todo, vivía por y para el alcohol, y bueno lo que todo esto conlleva. Te vuelves violento y agresivo.

En el 2008 me dio la primera pancreatitis aguda, en 2010 la segunda, en 2013 me dio la tercera y en 2015 me dio la cuarta. La del 2013 fue bastante grave, hasta el punto de que el equipo médico habló con mi familia para decirles que posiblemente no saldría de esa.  Me dieron de alta y no si esa misma tarde o al día siguiente estaba igual. Cada vez que me daban el alta de los ingresos y salía,  bebía más fuerte, cada vez más y cada vez más. He sufrido bastantes comas etílicos, al juntarse el alcohol con la diabetes, aparecía por ahí por cualquier sitio, me han tenido que ayudar mucha gente, amigos, vecinos,  gente desconocida, la propia policía. Al salir de mi cuarta pancreatitis, en septiembre de 2015, me saltó la chispa y decidí empezar en el centro de alcoholismo de Plasencia y hasta hoy.

Cuando entré en el centro y vi a compañeros que estaban allí con demencias, con problemas fortísimos, gente que no saldrá de allí nunca por su deterioro o por familias que no quieren hacerse cargo, estuve ingresado 24 días y me los días se hacían muy largos, me dio tiempo a darle vueltas a la cabeza y aquello me hizo ver que allí no volvería más, tenía a mi mujer, tenía a mis hijas, allí precisamente me enteré que iba a ser abuelo. Aquello me hizo decir: “esto se ha acabado, tengo que tener un nueva vida, tengo que ser feliz, y hacer feliz a mi familia, mi mujer, mis hijas, mis padres, mis hermanos”. No es fácil pero aquí estoy, hasta ahora. Estoy hecho un chaval. Llevo 31 meses en abstinencia. Desde el día 28 de septiembre de 2015, para mí todos los días veintiocho son como si celebrara un cumpleaños. La gente que me ha visto antes y me ve ahora no lo cree.

Me viene a Badajoz y me metí en la asociación Alrex. Ya he hecho el curso de monitor en la asociación, mi mujer también lo ha hecho para hacer la acogida, mi mujer me acompaña a todos lados, mis hijas también están conmigo, no sé, quizás no merezco que me tengan entre algodones, porque les he hecho mucho daño.