Alejandro Rocha
Alejandro Rocha
Soy una persona con tartamudez que ha ido superándolo poco a poco los miedos que tenía, no fue fácil, pero siempre hay que afrontar el miedo, nunca tienes que dejar que el miedo te paralice, a por ello.
Me llamo Alejandro Rocha Galván, tengo 20 años y soy una persona que tartamudea. (Nunca pensé poderlo decir así de claro sin meter la cabeza bajo tierra). Como dice la Fundación Española de la Tartamudez, #YoTartamudeoYQué
Soy consciente de empezar a tartamudear sobre los 6 años pero mis padres me llevaron al logopeda a los 4 años porque no hablaba casi nada.
Recuerdo con mucho dolor la etapa de la pre-adolescencia.
Tartamudeaba muchísimo, no estudiaba, vivía encerrado en mí mismo y todo me ponía muy nervioso.
Leer en voz alta delante de la clase, hacer una exposición en público, o las cosas más sencillas del mundo: decir mi nombre, hablar con mis padres… resultaban demoledoras para un adolescente que solo quería ser una persona “normal”.
Repetí 2 veces de curso ( 1º y 3º de la ESO ) y todo el mundo me tenía por un caso perdido.
Fui al psicólogo y logopeda y me fue bien. Los bloqueos seguían, pero quizá no tan fuertes como hasta ese momento y en el 2 trimestre de 3ºESO, algo pasó que me hizo cambiar el chip.
Comencé a estudiar, mis ánimos se dispararon positivamente y gracias a una profesora a la que le debo mucho, Guadalupe González, comencé a trabajar mi autoestima, a creer en mí; a partir de ahí, empecé a mostrar curiosidad por aquello que hasta el momento había estado evitando: exposiciones orales, participar activamente en el aula. “Te debo mucho Guadalupe”.
Así fue como terminé la ESO y empecé Bachillerato. Ese salto supuso un cambio muy duro para mí, pero mis compañeros me aceptaron desde el principio y no tuve ninguna dificultad añadida a las que puede tener un adolescente de esa edad.
Hazañas como atreverme con una exposición sobre tartamudez en mi Instituto dirigida a alumnos de Psicología fue una de las cosas que más felicidad me han aportado en estos 20 años. Tartamudeé, SI, pero la libertad que sentí al hacerlo fue hermosamente grande.
Y como las cosas buenas no vienen solas, terminé el Bachillerato, y paralelamente conocí a la Fundación Española de la Tartamudez; algo que recordaré siempre, ya que ha supuesto un antes y un después en mi vida.
Desde febrero de 2018 soy miembro de la misma, y puedo decir, ahora con voz firme y alta, que sé que no camino solo, y somos muchos los valientes que cada día tenemos que vencer muchas barreras de comunicación, prejuicios, desinformación… y que únicamente os pedimos que nos deis un poco más de tiempo.
GRACIAS.
Ahora estoy mucho mejor que antes, ya no tengo miedo a hablar en público, sé que hay más personas como yo, mi día a día.
Mi consejo es que siempre tienes que afrontar el miedo que tengas a hacer cualquier cosa, el miedo te paraliza puede ser tu peor enemigo, y hay que afontarlo cara a cara para decirle: AQUÍ ESTOY YO, ya no me vas a dominar más.
Fundación Española de la Tartamudez
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