Daniel
Daniel
Mi nombre es Daniel, tengo 34 años , vivo en Oviedo y desde hace años juego al futbol sala.
Llevo haciendo deporte desde que tengo uso de razón y desde hace muchos años he asumido que para mí, entrenar es una necesidad. No tiene por qué ser futbol sala, puede ser salir a correr, hacer natación o incluso pasar un rato en un gimnasio. Cualquier cosa que me ayude a quemar unas calorías, sudar o dejarme cansado.
A principios de esta temporada, en un entrenamiento, tuve un pequeño contratiempo. En una carrera hacia atrás, un pequeño giro, noté como crujía mi rodilla. Más que un crujido, fue como si algo se rasgara. Desde el primer momento noté que la lesión iba a ser de consideración por lo que al día siguiente acudí al médico.
En la primera exploración observaron que tenía ligeramente hinchada la rodilla, y me comentaron que descansara un par de entrenamientos y que volviera a intentarlo.
El siguiente entrenamiento comenzó bien, un poco de carrera, calentando sin problemas. Cuando comencé a tocar balón la cosa fue distinta, después de 2 toques al apoyar la rodilla, esta se me fue totalmente, volví a notar algo parecido al crujido del entreno pasado pero más leve. Lo que si sucedió, fue que se me hinchó más la rodilla y comencé a tener un dolor en la cara interna de la misma.
Acudí de nuevo al médico y entonces ya me confirmaron la lesión, rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.
A partir de aquí es cuando empiezan a surgir preguntas, no todas ellas agradables, alguna de ellas del estilo de… ¿Dolerá? ¿Me recuperaré bien? ¿Podré volver a hacer deporte? ¿Cuánto tiempo estaré sin trabajar?
Me operé a mediados de Enero de 2016, entré en el quirófano, me pusieron un sedante y a partir de ahí lo único que sentí fue tranquilidad y relajación hasta 5 horas después. Recuerdo cada momento pero estaba tan sumamente relajado que fue un paseo.
Salí del hospital con la sensación de que lo peor fue el ayuno anterior a la intervención. Tienes un ligero malestar en la rodilla, pero aún así sales caminando con las muletas. Apoyando ligeramente la pierna con la obsesión de tenerlo todo bajo control, para que nada te coja por sorpresa. Rápidamente me adapté a la nueva situación y ya empecé a caminar por el parque y a gozar de cierta libertad.
A los 10 días me quitaron las grapas, y comencé la rehabilitación. Me comentaron unos ejercicios con los que ir recuperando movilidad y sobre todo musculatura. Al mes ya comencé a hacer bici estática y al mes y medio elíptica. Con esto ya tenía el cupo deportivo más que cubierto. El ejercicio hay que hacerlo poco a poco avanzando a pequeños pasos porque en el momento en el que te pases un poco la rodilla dice basta y comienzan las molestias.
Han pasado 3 meses de la intervención y estoy en el punto en que comienzo a trotar en suelo blando, más conocido como hierba. Los primeros días la sensación es extraña, pero al cabo de 3 o 4 ya me estoy encontrando mejor. Aún me queda un tiempo para empezar a jugar al fútbol. Espero y confío en estar para la próxima temporada, pero lo mejor de todo es que en prácticamente todo este tiempo no he dejado de hacer ejercicio, algo que para mi es importante.
Hay que seguir adelante y siempre tener la esperanza de que todo va a ir bien; ¡siempre con optimismo y fuerza!
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