Jess Garaicoa
Jess Garaicoa
Soy una persona alegre, activa y muy curiosa; por lo que a los 35 años al darme cuenta que mis menstruaciones eran intensas (extrañamente nunca dolorosas), tenía mareos y debilidad crónica, decidí ir al ginecólogo y mediante un eco transvaginal me diagnostican endometriosis ovárica derecha.
Fui operada y me dejaron un cuarto de ovario, al cabo de 4 meses, luego de la operación, me volvió a salir otro quiste en el mismo ovario y al cabo de un año ya tenía un quiste en el ovario izquierdo y un pequeño mioma en el útero. No quiero ni contarles la hemorragia que suponía menstruar, usaba tampones y toallas nocturnas al mismo tiempo.
Buscando información supe que es una enfermedad metabólica y que si cambiaba mi alimentación podía conseguir alguna mejoría que no fuera una segunda cirugía, la cual ya estaba pautada, gracias a Dios que me permitió no entregarme a la depresión y el desespero y en mi afán de sanarme, la ecografía indicaba que los endometriomas habían disminuido considerablemente su tamaño a tal punto que ya no era necesaria la cirugía.
Aún están allí los endometriomas y no me descuido, porque esta enfermedad siempre está allí latente. Aún sigo con mi alimentación especial y con las pastillas anticonceptivas. No siento ningún dolor y mi menstruación dura sólo 2 días, nunca más he tenido anemia y mi CA-125 pasó de 121 a 46.
Quisiera que mi testimonio ayudara a crear conciencia de que no todo lo dejemos en manos de un médico, en nosotras mismas está la magia.
Conoce tu cuerpo, porque aunque suene trillado, somos lo que comemos. Regálate relajación, realiza caminatas, ve por un masaje o simplemente regálate unos minutos de introspección.
No estás sola, esta lucha es de muchas. Lamentablemente, a nivel médico, no hay mayor opción que tratamientos hormonales y cirugía, pero tenemos a disposición terapias alternativas que mejoran nuestra calidad de vida.