Toni, Cáncer de mama, Asturias, España.

Las palabras que llegan de tus seres queridos son la única fuente de ayuda que encuentras en una situación así. Recuerdo haber escuchado….”tranquilo, que no voy a dejar que te pase nada malo…”. Una frase así, tan incoherente, por su imposibilidad real en caso de problema grave, supone el mayor bálsamo para el alma que se pueda tener. Es ese clavo ardiendo al que te agarras con todas tus fuerzas, es esa vía de escape que necesitas, y porque no, esa disculpa que podrás esgrimir algún día…”no decías que no me pasaría nada…?”. Así ya no sería yo el culpable…

La sala de espera esta llena de mujeres. Yo soy el único hombre. No siento la más mínima vergüenza. Me estoy jugando tanto que me importa un pimiento lo que puedan pensar.

Por fin llega mi turno. El médico es mayor, con un aspecto de buena persona que me ayuda. Quizá yo quiera verlo así. Sus palabras son lentas, suaves, tranquilizadoras…