Rosario Rodriguez, Adicción y toxicomanía, Albacete, España.

Mi hijo tiene un TLP, se lo diagnosticaron cuando tenía 35 años, hace ocho años. Mi marido se murió muy joven, hace trece años por un cáncer, no sé si esto influyó, pero si es verdad que mi hijo lo está empezando a asimilar ahora.

El TLP es un trastorno límite de la personalidad, debido a esto, todas las cosas que hacía pensábamos que era debido a su trastorno psiquiátrico, no notábamos nada raro fuera los síntomas que produce el TLP. Tuvo varios intentos de suicidio, en uno de ellos se tomó bastantes pastillas y al trasladarlo a la unidad de salud mental, me dieron la analítica que le habían hecho y vimos que salía que había consumido marihuana y cocaína. Le preguntamos y nos dijo que no había consumido, como dicen siempre, que se habían equivocado en el laboratorio.  Yo soy enfermera jubilada y le dije que eso no era posible.

Le dije que tenía que ir replanteando la situación. Mi intención era que se quedara allí hasta que pudiera encontrar un sitio donde pudiera ir para rehabilitarse. En ese momento no tenía ni idea de la asociación ni de nada, él no quería pero mi nuera y la posibilidad de no ver a sus sobrinos le convencieron.

Me puse en contacto con la Fundación Ceres, de Tomelloso, que es un centro de desintoxicación, lo aceptaron y hasta allí fuimos sin ni siquiera pasar por casa. Como no era un centro subvencionado y como no quería que pagara su estancia, se vino para casa, pero fue derecho a la asociación Aralba, que es la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Albacete. Fue una decisión suya, los primeros días fue solo y después empecé a ir yo al saber que también iban los familiares.

La asociación, según él, y es verdad, es lo que mejor le vino, mejor que el otro sitio. Se implicó mucho, hablaba en los congresos, en la radio, y fue un ejemplo a seguir por todo el mundo de lo bien que lo había hecho.

Pero al cabo de un tiempo, nos confesó a todos que había vuelto a consumir. Estaba muy arrepentido, como se arrepienten todos, estaba muy mal. Cuando me dijo que había vuelto a consumir fue como un jarro de agua fría, no me lo podía creer porque era un ejemplo a seguir.

Íbamos a ir otra vez al centro pero fue justo antes del confinamiento que nos motivó por la COVID-19 y en el centro nos dijeron que no podía ir. Nos quedamos en casa y al cabo de unos días nos dijo que no podía aguantar más en casa y nos vinimos a una parcela que tenemos, que es donde estamos ahora.

Yo tengo mucho miedo, él ahora está muy bien, pero tengo miedo de que vuelva a consumir. Estaba muy confiada porque iba a hacer tres años en agosto. Yo lo veo bien, no le han dado brotes producidos por su TLP, además, la psicóloga le ha dado herramientas para prevenir y minimizar los efectos de esos brotes.