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Víctor Carretón, Agenesia, Madrid, España.

Agenesia

"Si quieres, puedes"

Víctor Carretón

Víctor Carretón

Imagen de perfil de Víctor Carretón, Agenesia, Madrid, España

Soy Víctor Carretón, tengo 36 años y tengo una agenesia lumbosacra de nacimiento. Voy en silla de ruedas, he estado durante toda mi vida haciendo deporte en silla de ruedas, he jugado al baloncesto doce años y ahora llevo seis años jugando al pádel.

La agenesia lumbosacra es congénita, lo que significa que nací con ello, por lo tanto no he conocido otra forma de vida, siempre he vivido con la discapacidad.

Me gustaría hacer una mención especial a mi madre porque es la persona, que gracias a ella, soy la persona que soy hoy en día. Desde que nací fue la persona que estuvo conmigo y la que luchó porque tuviera una vida lo más normalizada posible y gracias a ella estoy viviendo la vida que vivo ahora en el presente.  Nunca me sobreprotegió, tengo una hermana mayor y un hermano más pequeño, pero entiendo que, con todo su dolor, me exigía mucho más a mí porque yo lo iba a tener mucho más difícil en el futuro. Me exigía más, que aprendiera y que me esforzara por hacer más cosas, para que en el futuro me pudiera desenvolver sin ningún problema. Nunca lo viví como una situación  injusta, y ahora, de mayor, lo agradezco infinitamente porque si no, no hubiera sido lo que soy hoy en día.

Mi madre se separó de mi padre, tuvo que acarrear con la carga de los tres hijos ella sola y trabajando; por supuesto mi abuela ahí estuvo apoyándonos siempre, más tarde vino el que considero mi padre, Jorge, y a partir de ahí la vida fue un poquito más fácil, en el sentido de que había dos personas que hacían que funcionáramos como una familia normal.  

Iba a un colegio en el que había una parte donde estábamos unos noventa niños con discapacidad motora, íbamos a clase con nuestros compañeros sin discapacidad, pero a la hora de ir al recreo y jugar y vivir la parte lúdica del colegio, tendíamos a juntarnos entre nosotros, no sé si sería, en parte, por comodidad nuestra o de la estructura de colegio y la comodidad de las personas que se encargaban de atendernos.  En esta edad ya no solo es por la discapacidad sino el hecho de estar más gordito o ser de alguna manera diferente, hace que te cueste más relacionarte con los compañeros.

En la adolescencia, en los últimos años de colegio y luego en el instituto, la cosa se tendió a normalizar bastante. Ya no estaba en un colegio referente para personas con discapacidad, ya no tenía ese grupo de noventa personas y tú eres uno en una clase de veinticinco y los compañeros tienden a echarte una mano en lo que pueden y a facilitarte un poco la vida. Siempre hay algún compañero que te trata de manera diferente pero eso, a día de hoy, también pasa con las personas adultas.

Luego estudié un módulo de sonido y ahí ya no encontré diferencias, al contrario, los compañeros tendían a echarme una mano en lo que ellos consideraban que yo necesitaba.

Después trabajé en varias empresas, en radio, en la ONCE, vendiendo cupones una temporada, pero como mi perfil profesional es el sonido, siempre tuve claro que quería estudiar algo relacionado con la música.  

Ahora trabajo en Antena 3, trabajo en el diseño de sonido  y en la producción de audio.

También estuve en unos clubs de baloncesto en silla de ruedas, en División de Honor, estuve en  Alcorcón, muchos años en Getafe y en Fundosa ONCE, en total doce años, los diez últimos de manera profesional.  

Los inicios fueron en el Fundosa ONCE, tenían un equipo B y un día me invitaron a probar una silla de ruedas especial para jugar al baloncesto y empecé a jugar a partir de ahí. Estuve unos años militando en el club y luego pasé al Getafe, en el que he estado diez años en la máxima categoría, yendo a competiciones en Europa, siendo internacional en ese club y ganando alguna, tengo muy buen recuerdo de un campeonato en Cannes (Francia). Jugando en el Getafe también estuve en la Selección Madrileña. El año final, cuando decidí jubilarme del baloncesto, por la exigencia deportiva, por la edad y por mi situación familiar, milité en el equipo de Alcorcón y conseguimos subir a División de Honor. El baloncesto me ha dado muchas alegrías, tengo muy buenos recuerdos.

En el pádel, que llevo jugando desde hace seis años, he conseguido una sexta posición en el campeonato de España, en Valencia en el 2017 con mi compañero Iñaki.

Este año me lo estoy tomando con más calma, porque he tenido un bebé hace poco y estoy muy dedicado a cuidar de él. 

"Gracias a mi familia, sin ellos mi vida sería mucho más difícil"

Foto de la historia de salud de Víctor Carretón, Agenesia, Madrid, España

El deporte para mí lo ha supuesto todo, es muy importante para las personas con discapacidad sobrevenida o de nacimiento hacer algún tipo de deporte. Se puede hacer deporte aunque te hayas quedado en silla de ruedas, de una manera diferente, pero se pueden conseguir muchos logros  a través del deporte adaptado. Animo a todos a hacer deporte.

Hablando de autonomía personal, el hecho de estar físicamente fuerte y bien hace que las tareas cotidianas las realices con un mayor éxito, si estás fuerte para meter una canasta al baloncesto o dar un golpe de pádel, estás fuerte para meterte en la ducha desde la silla de ruedas, para coger a tu hijo cuando lo llevas al colegio por la mañana y salir desde el coche a la silla. Supone tener una autonomía mucho mayor que una persona que no hace deporte.

Recomiendo a todas las personas que están sin ilusión o falta de esperanza que vengan o bien a Getafe a vernos entrenar, al Pádel Sport Indoor, o que vayan a un campeonato de pádel en silla de ruedas, que vean que jugamos a un nivel muy competitivo, que se lucha cada bola, y que es un deporte de élite. No es una pachanga, como mucha gente piensa, ni jugamos porque estamos en silla. Son partidos muy disputados en una competición muy profesional. Seguro que aportará una buena dosis de ilusión y ganas de sentarse en una silla y probar cualquiera de los deportes, porque hay muchísimos en los que se puede probar y sentir esa sensación de libertad que se te priva cuando te sientas en una silla de ruedas.

En cuanto a las barreras que nos encontramos en el día a día, seguimos a años luz de que se normalice cualquiera de las situaciones de las personas con discapacidad, empezando por los Gobiernos dando ejemplo y después la sociedad, que lo vea como una cosa totalmente normal y, sobre todo, los niños que son nuestro futuro. Hemos dado charlas en muchos colegios y hemos llegado a la conclusión de que muchos niños no conocen a sus compañeros que están en silla de ruedas, como a otros que no lo están.

Quiero dar las gracias a mi familia, a mi mujer y a mis hijos,  porque tengo una vida normal y plena gracias a ellos, sin ellos mi vida sería mucho más difícil.

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