Mi historia comenzó hace aproximadamente 5 años. Un buen día de camino al trabajo sentí una extraña sensación en mis partes íntimas. Un peso y un dolor indescriptible. En ese momento no pude hacer otra cosa que proseguir con mis labores en aquel entonces de camarera, ya que mi gente era de los que no permite que te pongas mala... Como si eso fuera una elección. Era seguir trabajando o perder mi puesto y claro con dos niñas en el mundo mi elección fue seguir. Cada minuto que pasaba se me inflamaba más el bulto que me había salido y el dolor era horrible.

Después de una larga jornada "corrí" a urgencias, allí solo me mandan ibuprofeno, un antibiótico en óvulo y me derivan a mi doctora de cabecera, que a su vez me manda a la ginecóloga. Tardan mucho en citarme y yo ya no puedo esperar más, por lo que me voy por privado. La cara de la doctora es un poema cuando ve mi absceso y enseguida mueve todo el papeleo, como llamadas para que me agilicen mi cita por la Seguridad Social, ya que de hacerme la intervención por privado, era un gasto desorbitado. Me saca incluso fotos para estudiar todo más detalladamente. Mientras me atiende una Dra. de cirugía menor, que me dice que lo mío es un simple bartolino y con antibióticos se quita, pero ya yo en ese momento pierdo la cuenta de cuantas cajas he tomado previo a la consulta. También me manda a ginecología.

Al cabo de unos meses por fin me ve la ginecóloga, un 19 de diciembre de 2015 me hacen la primera cirugía menor, mandan analizar el absceso y todo da bien. Menos mal, porque me llegan incluso a decir que era un tumor. Pasan 2 meses de la intervención y sigo igual o peor que antes. Me vuelven a observar, esta vez ginecóloga y cirujana juntas. Ven que tengo una fístula externa en la zona perianal. Por lo que me mandan a cirugía general digestiva, viene otra intervención, más larga y dolorosa, muchas pruebas e idas y venidas. Año y medio así, hasta que me canso de que me digan que todo va bien y yo cada día peor. Pido una segunda opinión. También me vuelve a ver mi ginecóloga y es ahí cuando ella descubre que tengo una perforación alta en la pared perianal.

Ya entonces atendida por una gran profesional, me indica la dificultad de la intervención y que tenía que ponerme la colostomía para facilitar la cicatrización en la zona donde me coloca una prótesis biónica de colágeno. Hoy justo 9 meses después de esa gran y dificil intervención mi forma de ver la vida ha cambiado. Esto me ha ayudado a darme cuenta de que antes no me paraba a disfrutar de los pequeños placeres que nos ofrece la vida. De valorar las verdaderas amistades.

He podido conocer a gente tan maravillosa de Ostomizados España(Grupo de apoyo de Facebook),  así como formar ahora parte de la gran familia de ASOSCAN Aoc. Tanto unos como otros me ayudaron en esos momentos en los que piensas que nadie puede saber lo que estás sintiendo. Ese miedo que recorre tu cuerpo cada vez que te miras al espejo y ves como, de un día para otro, tu cuerpo ha cambiado, tu vida ya no será jamás la misma. Pero ellos/as te hacen sentir segura, y te dan un chute de adrenalina que te empuja a seguir adelante.

También debo decir que mi marido ha sido, es y será siempre mi gran pilar. Él era quien en un principio me hacía todas mis curas, me cambiaba la placa y bolsa para facilitarme el proceso de adaptación. Me ha cuidado y mimado con una delicadeza y amor infinito, al igual que mis dos peques, que en eso meses de cama no se separaban de mí.

Ahora veo todo desde otra perspectiva. Nuestra mayor medicina está en la actitud con la que afrontamos los problemas y de las personas que nos rodean.

Rendirse no es una opción.