Todo empezó con unas copas con los amigos un viernes y tomando la mala decisión de coger la moto bajo los efectos del alcohol. En el accidente me rompí las dos tibias, los dos peronés, las dos rodillas, los dos fémur, la pelvis, el brazo izquierdo desde el codo hacia abajo, cúbito, radio, muñeca, dedos, perforación de pulmón y además una lesión medular completa desde la D1 lo que me provoca una paraplejia. 

Tuve la suerte que un Guardia Civil que pasaba para trabajar me socorrió y me mantuvo con vida hasta que llegó el 061, los cuales me trasladaron al hospital comarcal de la Axarquía y donde me salvaron la vida, porque cuando avisaron a mi mujer y llegó al hospital, le dieron muy pocas esperanzas de que viviera. Mis hijas tenían 6 y 2 años y esas navidades fueron terribles para mi familia, ya que a los tres días me trasladaron al Hospital Carlos Haya de Málaga donde pase en la UCI todas las navidades sin saber mi familia si viviría o no.

Por suerte, salí de la UCI y comenzaron a "arreglar" lo que se podía, los huesos, donde durante dos meses me operaron varias veces ambas piernas y sobre todo el brazo, ya que sabía que no volvería a andar y los brazos son fundamentales. A los casi tres meses me trasladaron al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Allí pasé 9 meses de mi vida, recibiendo una atención imprescindible para ser quien soy ahora y donde llegué con la mirada perdida sin saber lo que me esperaba, únicamente con mi familia, mis dos camisetas del @malagacf y del Unicaja y fotos de mis hijas, esas que estuve tanto tiempo sin ver y que estuve a punto de dejar huérfanas por mi irresponsabilidad.

Esa cama estuvo soportando mis lágrimas noche tras noche, no podré nunca explicar con palabras todo lo que sentía, ese miedo a lo desconocido, la incertidumbre, mucha tristeza, sentimiento de culpabilidad, etc., etc., todo por coger la moto bajo los efectos del alcohol.

Los primeros 5 meses desde el accidente no me pude sentar en silla, ya que las piernas estaban reventadas. De los dos primeros meses y medio de Málaga no me acuerdo de nada y los dos primeros meses y medio de Toledo fueron muy duros, sin parar de llorar maldiciendo aquel 18 de diciembre, esos 5 meses sin ver a mis dos hijas, con la suerte que mi mujer siempre estuvo conmigo y ambos dejamos a nuestras hijas con nuestros padres.

A los 5 meses me sentaron por primera vez en silla, y si me quería morir, cuando me senté en silla me quería prácticamente suicidar, pero me senté y salí a la calle porque por primera vez venían mis hijas a verme, y con miedo, estaba esperando en la puerta del hospital, no sabía si se me iban a acercar, si me querrían, cómo reaccionarían y , sentado en la silla y esperando, las vi bajar del coche, corrieron hacia mí y me abrazaron con alegría diciéndome que me querían, ahí me di cuenta lo estúpido que fui de coger la moto bajo los efectos del alcohol.

La vida sigue y después de casi un año en el hospital salí de la mejor manera posible y todo gracias a los profesionales del hospital de parapléjicos.