Sara Rodriguez
(Persona que cuida)
Sara Rodriguez
Angelo solo tenía dos meses y medio de vida, pero el destino le tenia preparado un camino difícil, pero demostró que nada es imposible ni difícil, solo hay que tener esperanza y fe. Demuestra día a día que es un pequeño guerrero con muchas ganas de vivir.
Cuando menos te lo esperas la vida puede dar un giro de 360 grados y cambiar todo para siempre.
Todo era normal. Todo había sido normal hasta ese momento. Un embarazo perfecto. Nada de vómitos, ningún molestar típico de esa etapa. Llegó la semana 40 y, con ella, llegó Angelo a nuestras vidas.
A los dos meses y medio de vida, diagnosticaron a Angelo una cardiopatía dilatada de su ventrículo izquierdo. Fue un golpe duro, pues antes de decirnos el diagnostico lo primero que escuchamos fue un: "su corazón está cogido con pinzas, es una bomba de relojería. No sabemos que va a pasar o cuanto puede durar". Fue muy duro. De repente, todo ya no era como hasta entonces. Empezaba una pesadilla. Un estado emocional al borde del colapso a cada segundo.
Después de intentar recuperar su corazón (que no fue posible) nos dijeron que la única opción era el trasplante cardíaco. En un primero momento decidimos que no (quizás fue la ignorancia en el tema y que tampoco nos supieron dar mucha información). Para ello teníamos que trasladarnos a Córdoba, al Hospital Universitario Reina Sofía. Tras meditarlo y ver que era una oportunidad que le estaban dando, que había que aprovechar cada cosa que ofrecieran para salvarle, nos fuimos a Córdoba. La mejor decisión de nuestras vidas.
Allí conocimos a nuestra nueva familia: médicos, enfermeros, auxiliares, padres de otros niños, esos otros niños... Aprendes que todo ese conjunto de esa nueva familia tiene que ser una piña para que todo vaya bien. Aprendes a escuchar y a que te escuchen. Aprendes humildad. También aprendes algo de medicina, que, a partir de ahora, será tu nueva profesión.
Allí, después de muchas pruebas, deciden que lo mejor para Angelo es ponerle un dispositivo de asistencia artificial (dispositivo que hace de corazón artificial mientras llegaba su nuevo corazón). Estuvo con el casi tres meses hasta que por fin, el 2 de abril de 2018, a las 00:15 de la noche recibí la llamada que daba vida a toda esa situación. "HAY UN CORAZON PARA ANGELO". Siempre describo ese momento como algo "raro", pues de repente aparecen dos sentimiento encontrados (que creo que durara para siempre). Alegría porque tu hijo va a recibir el mejor de los regalos que tendrá nunca en su vida, y tristeza porque ahora habrá una estrellita más en el cielo. Angelo contaba con 6 meses de vida cuando le hicieron el trasplante.
Hubo una persona que nos aconsejó tener paciencia e intentar encontrar momentos para nosotras (Angelo tiene dos mamás) en esos momentos tan duros, pero que nos iban a servir para estar fuertes. Nunca pensamos que la paciencia se iba a convertir desde el primer segundo en nuestra nueva "mejor amiga". También fue muy importante tener siempre pensamientos positivos, aunque a veces la situación no acompañe. Pero es muy importante quedarse con el mas mínimo signo de entre lo malo, lo mejor.
Desde ese momento nuestra vida, su vida no será como era, ni perfecta. Pero va a estar llena de felicidad, amor y mucha vida. Cuando pasa todo (aunque aún queda camino por hacer) y le miras a los ojos sabes que las cosas pasan porque tienen que pasar. Quizás fue para darnos una gran lección de vida, y que no hay nada mas importante que vivir y valorar todo lo que tenemos, pues en un solo segundo tu vida puede cambiar para siempre.
Valoras cada instante con él. Aunque no deja de exisitir momentos de dudas. El por qué a él. Por qué a nosotras. Te enfadas con el mundo, pero hay que seguir, por ti, por él.
Ahora es un niño fuerte, que quiere andar, jugar... en definitiva... QUIERE VIVIR.
El día a día es algo complicado pues la situación requiere estar pendiente 24 horas, pero no importa nada. Angelo esta aquí y, solo por eso, todo merece la pena.
Nada ni nadie dice que todo sea fácil. Solo tu puedes hacerlo fácil viendo el lado positivo, luchando día a día, no dejando de luchar ni caer en el lado negativo y encerrándote en esos pensamientos. Las personas a las que cuidamos nos necesitan fuertes, para ellos agarrarse a esa fuerza y seguir luchando. No hay que perder la paciencia ni la esperanza. Ellas son y serán tus mejores compañeras de viaje y de vida.