Sandy Guadalupe
(Persona que cuida)
Sandy Guadalupe
Soy cuidadora de personas con Alzheimer, discapacidad física y también de algunos pacientes psiquiátricos.
Cuando iba a realizar mi relato, me congelé, de esa forma tan peculiar en la que te quedas viendo la pantalla y el teclado, sin poder escribir ni una sola palabra, pues como ¡YO!, me atrevería a escribir sobre cuidar, ¿cómo? ¿por qué?… y luego me di cuenta, la esencia no soy yo, la esencia es el o es ella quienes en diferentes momentos necesitan de nuestras manos, de nuestro cuerpo para moverse, para expresar, para alzar la ¡voz!.
Hola, soy Sandy originaria de Campeche, México, licenciada en Gerontología y maestrante en Neuropsicología clínica; hace 10 años tome la decisión de que quería servir a los demás.
¿De qué forma?, para mí era incierta. Algo que recuerdo con mucho orgullo, es haber elegido la gerontología como mi formación inicial para ser profesional.
La pandemia nos ha cambiado a todos, nos ha dejado congelados en un tiempo en el que ir hacia delante puede ser difícil y retroceder puede ser visto como un error; al inicio de la pandemia pudimos notar la ausencia de personas mayores en las casas de día, en los centros recreativos, y nulas visitas de familiares a las residencias y asilos, todo fue tan rápido, que después de unas semanas nos cuestionamos lo que ocurriría con todos ellos.
La pandemia por Covid- 19 me acercó mucho más a las familias de mis pacientes, me llevaron a responder preguntas que tal vez jamás se hubieran atrevido a realizar, también escuché de sus voces decir: ¡te extraña! – lo noto inquieto, la noto triste y por más que platico e intentamos llevar una rutina, no cambia.
Decidida y arriesgada que es una de las cualidades que mis padres y mi familia siempre me han dicho, tal vez no con esas palabras, pero que sin embargo han sido motivadoras de mi andar en esta vida, convirtieron mi camino en una aventura, una aventura que jamás imaginé tendría muchas historias por contar y en la cual no pensé llegar a estar presente en la vida de diferentes personas.
Al inicio no conocía el significado de servir, o tal vez ni siquiera imaginaba lo amplio que sería y lo difícil y gratificante que podría convertirse mi vida al plantear esto como un futuro. Porque a decir verdad no usaré el romance y decir que CUIDAR es fácil, ya que al igual que muchos de ustedes, también he derramado lágrimas, pero no solo de tristeza, sino también de felicidad, ¡sí! ¡felicidad! al ver a cada persona a mi cuidado lograr cosas que se creían, estaban perdidas.
Ver en su mirada, alegría, tranquilidad, complicidad, porque déjame decirte lector, te conviertes en cómplice de las más extraordinarias aventuras, que jamás pensabas vivir. Aventuras donde tu probablemente serás el bueno y el villano en un mismo día, pero que al final, la aventura te dejará una extraordinaria enseñanza en donde el maestro no fuiste tú si no tu paciente.
Recuerdo una vez estar en el trabajo, mientras todos estaban en sus actividades, había una persona que no quería ir (porque no era la hora de la clase), así que me acerqué y me dijo: Directora ¿por qué no ha iniciado mi clase?... me quedé confundida y un poco nerviosa (no lo voy a negar), en ese momento recordé que él fue maestro, por lo que mi respuesta fue la siguiente: maestro, hoy es día de capacitación para los docentes y es importante que usted realice sus actividades. Como por arte de magia, se levantó diciéndome, ¿por qué no le había informado?, tomamos las cosas con humor y él realizo sus actividades a lo largo del día.
Te podría contar muchas anécdotas, pero tal vez no se transmitiría la misma emoción, porque a ti lector te digo: tendrás que vivirlo para conocerlo.
Volverte responsable además de ti mismo, convertirte en sus ojos, en sus oídos, envolverte en sus pensamientos y revivir sus historias, ser más que tú mismo, ser su voz, esa voz que ha perdido la memoria pero que aún mantiene sentimiento, que aun anhela esperanza y que ha transcurrido una vida, esa vida llena de todo lo que algún día fue y que con orgullo carga en sus arrugas, esos pliegues tan peculiares que todos quisieran poseer, esto no solo es un acto de confianza, es un acto de amor.
Cuidar a transformado el mismo concepto y trascendido entre los profesionales de una forma más humana, reconociendo en cada persona su dignidad, su valía, sus necesidades.
Como cuidadora profesional he sentido las derrotas, hemos llorado juntos, nos hemos movido, hemos cambiado y puedo asegurar que nos hemos transformado; cada paciente, sea una persona mayor, tenga o no discapacidad física o intelectual; construye, enseña, motiva, mueve y te llena de una inmensa alegría.
Me he convertido en directora, maestra, doctora, licenciada… ¿para qué?.
Sé que te sonará extraño, pero así es.
Cuando aún no me reconocen, he logrado transformarme a mí misma para poder brindarle el cuidado más profesional que requiere y necesita y si algo he aprendido en estos años es que no voy a debatir o pelear con mi paciente, seré su guía, sea cual sea la forma en la que él o ella quieran llamarme.
Y como bien dice el título de mi relato: Mi CUIDADOR, Mi ESPEJO, soy el espejo de quién eres en realidad.
Premios Relatos Supercuidadores 2020.
Este testimonio ha sido cedido por http://cuidadores.unir.net, con autorización del autor; en colaboración para dar visibilidad a las personas que viven ante la adversidad en la salud.